El debate sobre los roles de género ha llegado hasta los trajes típicos del folclore del concejo de Llanes: el femenino de aldeana y el masculino de porruanu. La joven María Jesús Granda quería vestirse de porruano, pero encontró en la tienda de Tere Blanco "continuas disuasiones e impedimentos" para alquilar un pantalón en lugar de una falda, según asegura.
La empresaria llanisca explicó a este periódico que son las normas de los bandos que organizan las fiestas las que fijan las tradiciones: "No dejan ir en procesión a una mujer vestida de hombre". Pese a esto, Blanco afirmó que en su tienda "sí se alquilan trajes de porruanu a mujeres. Hay una cría que se viste de porruanu todos los años y ha habido hombres que se vistieron de mujeres", añadió.
El relato de Granda no es el mismo, pues en conversación telefónica le indicaron que no realizaban estos alquileres. "Intentaron convencerme", asegura la joven, quien opina que "siempre que no se ocasione un desperfecto material ni se dañe la imagen de la empresa... Yo alquilo el traje y ya veré lo que hago", relató la joven llanisca. Mientras, Blanco destaca que en las procesiones "las mujeres van de mujeres (aldeanas) y los hombres, de hombres (porruanos)", Granda opina de forma totalmente diferente.
"La cultura es algo vivo y la conforma y crea la gente que habita sobre la región", expuso la joven, quien asegura que en la tienda le incidieron en que "toda la vida se había hecho así: las chicas, de chicas". Finalmente la joven llanisca optó por la resignación: "no me facilitaron las cosas y desistí de pedirlo", explicó, no sin antes lamentar lo sucedido.
La muchacha se vestirá este verano, pero de aldeana, y a la hora de hacer la reserva de este segundo traje pudo ver cómo "ni siquiera había tomado nota del alquiler del traje de chico".
