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Regreso a Parres 38 años después

"Los chigres dan vida a los pueblos", señala el hostelero Rafael Luis Peón, que, de vuelta a la localidad de Huexes, ha abierto un negocio

Rafael Luis Peón González, en el bar El Uncal de Huexes. C. CORTE

Como en casa, en ningún sitio. Eso es lo que pensó el parragués Rafael Luis Peón González, que tras 38 años buscándose la vida en distintos puntos de la región ha decidido volver a su Huexes natal y emprender allí un negocio hostelero.

Peón nació en el barrio de El Uncal y con sólo 14 años de edad abandonó el nido para aprender los secretos de la mecánica de la mano de un primo que tenía un taller en Villaviciosa. Cuando pasó la barrera de los veinte comenzó a trabajar por su cuenta en otro taller como pintor, también en Villaviciosa. Tras cuatro años al frente del negocio decidió que lo suyo era la hostelería y se ganó la vida escanciando sidra por las tardes en los negocios que requerían sus servicios. Junto a su exmujer se encargó durante una década del servicio de restaurante del Club Náutico Albatros de Villaviciosa y entonces supo que lo suyo era estar detrás de la barra. Por eso y hasta hace tres años apostó por regentar su propio local, la taberna La Zapica, que combinó con su pasión por la carpintería. Con los 52 recién cumplidos recibió una petición de su madre, Hortensia González, que le hizo cambiar el rumbo de su vida. "Me pidió que volviera a casa, que apañara algo por aquí cerca porque me echaba de menos", cuenta. Fue entonces -hace seis meses- cuando empezó a tomar en consideración la posibilidad de alquilar el bar de Huexes, que llevaba más de dos años cerrado. "Los chigres siempre dan mucha vida a los pueblos. En la carretera que discurre entre Prunales y Arriondas no encuentras dónde parar y creo que la gente agradece tener un punto de encuentro", argumenta el hostelero, que inauguró el local hace un par de semanas.

Para abrir las puertas al público de El Uncal -nombre que hace referencia al barrio en el que se ubica el negocio- fueron necesarias varias reformas que él mismo ejecutó. "Casi todo lo hice yo: las mesas de madera de la terraza, los ceniceros, la decoración...", asegura el empresario, que apuesta por una cocina tradicional asturiana, con el cachopo, el pitu caleya y el cordero guisado como productos "estrella".

"Lo que queremos es tener siempre productos de temporada en la carta. Mi madre, que gana casi siempre el certamen de la castaña y productos de la huerta de Arriondas, tiene el huerto aquí mismo, por lo que las verduras frescas están aseguradas", explica Peón.

La progenitora, de 72 años de edad, tiene hasta un banco especialmente reservado para ella en la terraza. "Viene todas las tardes a verme y de paso a tomar un café con una amiga. Eso sí, cambia siempre el atuendo porque dice que da mala imagen venir con la ropa del huerto", cuenta.

La intención de Peón, que contrató a una cocinera experimentada, es la de tener el negocio abierto todos los días -excepto los lunes- desde las once de la mañana y ofrecer menús diarios y de fin de semana a clientes como Pedro Villoria y Anita Tielve. "Venimos desde Cuadroveña caminando a tomar algo. El bar está muy guapo decorado, es muy acogedor y esperamos que tenga mucho éxito", señalaron.

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