La magia de la música en el incomparable marco de la Cuevona de Ardines, en Ribadesella, volvió a mostrarse ayer en todo su esplendor con motivo de la vigésima edición de los conciertos en este emblemático lugar, donde las notas salen con un sonido diferente. Las dos décadas del evento musical que este año se cumplen han hecho que el Ayuntamiento de Ribadesella apueste fuerte por esta cita dentro del programa cultural que han diseñado de cara a este verano.

Los conciertos -que se inauguraron el pasado sábado con una concurrido y exitoso recital de la orquesta céltica asturiana- se reanudaron ayer con la puesta en marcha de la XI Festival de Música de Cámara. El concierto del cuarteto de cuerda integrado por Anna Nilsen con el primer violín, Jesús Reina con el segundo, y Mark Tukh con la viola y un violonchelo, quienes interpretaron composiciones de Joseph Haydn, levantó la ovación de los presentes, que llenaron la gruta. Junto a ellos actuaron también el octeto de cuerda formado por Jesús Reina, Anna Nilsen, Mikhail Spivak, Margarita Milkis, Mark Tukh, Andrey Yarovoy y Nicolás Cernea, quienes deleitaron al público con la música de Felix Mendelssohn.

Hoy, desde las 21.00 horas, será el turno de Jesús Reina al violín, Anna Nilsen y Sergei Bezrodny. Mañana tendrá lugar una velada de música vocal de romances, canciones y dúos a cargo del tenor Moisés Molín, la soprano Dolores Granados y el pianista Sergei Bezrodny.

Los concierto en la Cuevona de Ardines se clausurarán el sábado con el dúo para violín y viola número 1, en sol mayor K.423 (1783) de W.A. Mozart que interpretarán Jesús Reina al violín y Andrey Yarovoy con la viola y el septeto para clarinete, trompa, fagot, violín, viola, violonchelo y contrabajo en mi bemol mayor, op. 20 de Ludwing Van Beetohven.