Nada mejor que enfrentarse a la mayor dificultad en forma de simulacro para, en caso de emergencia, responder de la mejor manera posible. Eso es lo que piensa la élite nacional del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM), cuyos miembros descenderán estos días a la torca del Cerro, también conocida como el Cerro del Cuevón, la sima más profunda de España, con 1.589 metros de profundidad, localizada en el corazón de los Picos de Europa. En el ejercicio tomará parte una treintena de efectivos. ¿El objetivo? Hacer prácticas con las que mejorar los servicios de espeleo-socorro que llevan a cabo en diferentes partes del país. A la torca bajarán los miembros del GREIM junto a espeleólogos integrantes del proyecto "17 picos + 17 simas".

Todos ellos intentarán tocar el fondo de la cueva en unos cinco o seis días, según señalaron ayer expertos en la materia. Los entendidos en espeleología destacan la importancia del GREIM y de la respuesta que da en rescates e intervenciones. "Los ejercicios de coordinación en situaciones como las que se llevarán a cabo en las prácticas de los miembros del grupo de intervención y rescate son muy importantes", dicen los expertos. "Un accidente, aunque sea leve, al hablar de una sima, es complejo, pues se trata, por lo general, de lugares muy profundos que encierran múltiples dificultades. Se requiere una técnica muy depurada como la que tienen estos especialistas", señalan.

Las prácticas de espeleo-rescate que se llevarán a cabo en las entrañas de los Picos de Europa servirán también para retirar el material colocado en este lugar desde agosto de 2015 por el proyecto "Sismosima", destinado a encontrar correlaciones entre la ocurrencia de terremotos y las emisiones de gases en las cuevas, que llevaron a cabo los miembros Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

La finalidad de este proyecto, financiado por el Plan Nacional de I+D+I del Ministerio de Economía y Competitividad, es hacer un perfil térmico vertical en la torca del Cerro para comparar los datos de esta zona no afectada por seísmos con los de otras cavidades donde sí se registran estos fenómenos.

La torca cabraliega pasa por ser la séptima más profunda del mundo y la primera de España. Adentrarse en la misma requiere, según los espeléologos, de una gran precisión debido a su dificultad técnica. Meterse en este lugar supone escalar en diferentes tramos, y esquivar numerosas corrientes y cascadas de agua.

La peligrosidad de la sima le costó la vida en el año 2005 a un espeleólogo húngaro, el cual se precipitó por una chimenea de 86 metros de altura. La recuperación de su cadáver por parte de los equipos de rescate se prolongó durante más de cuarenta horas.

El campo base desde el cual se coordinará la totalidad de la actividad se instalará a 2.000 metros de altitud.