Prueba superada. No hay maratón que se le resista a Fernando Santoveña. El de Posada de Llanes consiguió acabar la de Nueva York, lo que para él era un sueño desde que, hace dos años, empezó a entrenar. Y no fue fácil: hacía mucho frío en la ciudad de los rascacielos, se tuvo que levantar a las cuatro de la mañana para que lo llevaran en autobús hasta un campamento, donde tuvo que esperar más de cinco horas a que comenzara la prueba...
"En la carrera me encontré bastante bien, otra cosa es el tiempo que hice, tres horas, veintinueve minutos y cincuenta y cinco segundos". El tiempo está muy por encima de su marca personal, dos horas y cincuenta minutos. Pero es que la carrera fue "muy dura", sobre todo los seis puentes "con unas cuestas tremendas. Y a eso añadimos el agua, el frío y el viento, las condiciones malas climatológicas que no acompañaron..." Fue un suplicio. Tanto que el atleta llanisco dice que no volverá a correr en Nueva York. "Una y no más. Me quedo con la maratón de Roma", señaló.
Pero mereció la pena: "estuvo bien todo lo que rodea a la carrera, un ambientazo. Calculan unos tres millones de personas en la calle, animando cada uno con lo que quería o podía; a viva voz, cacerolas, lloqueros, con instrumentos de música... Muchas bandas musicales por todo el recorrido, en resumen, que para el corredor es muy agradable y motivante", indicó el llanisco, quien aseguró que la organización fue "perfecta". Y "los controles de seguridad impresionantes". Fernando Santoveña, que regresa a Asturias mañana, ya piensa en un nuevo reto. "La idea, en principio, es correr una maratón en cada continente, veremos si se puede", adelantó el llanisco, quien asegura con sorna que ayer estaba viviendo un día "aún más duro" que el de la carrera: "todo el día de compras".
