"Es un día muy divertido". Uma, alumna de 2º de primaria, disfrutó durante la mañana de ayer con todos sus compañeros en la primera jornada de convivencia que organizó el Colegio Público Manuel Fernández Juncos de Ribadesella. El director del centro, Javier Jorganes, explicó que la idea de esta iniciativa es que los niños "se junten con compañeros de otros cursos" y así fomentar "el compañerismo" y "la unión" entre los alumnos de todas las edades, sin importar el curso o la clase a la que pertenezca cada uno.

Los estudiantes, divididos en grupos de ocho en los que se procuraba que hubiera representación de todos los cursos, pudieron disfrutar, en periodos de diez minutos, de varios juegos tradicionales con mucho arraigo en la región como el cascayu, las chapas, los bolos o las carreras de relevos con panollas, así como de otros más novedosos como son los aros musicales o el paracaídas.

En cada grupo había chavales de diferentes edades para que los chicos hicieran amistades fuera de su círculo habitual. En cada uno de los grupos, los mayores, los de 6º de primaria, eran los encargados de vigilar a los pequeños, estar pendientes de ellos y ayudarles en todo lo posible para que el día fuera agradable para todos. Eso sí, no fue una tarea especialmente complicada e incluso disfrutaron de su papel como profesores por un día, porque, como explicó Miranda, "los pequeños se comportaron muy bien".

Empeño de los pequeños

Y cumplieron su cometido, ya que los más jóvenes eran los que más empeño ponían en cada uno de los juegos y se esforzaban por escuchar las indicaciones que les daban sus compañeros. Ese fue el caso de Benjamín, un niño de tres años que se movía mejor que nadie por los números del cascayu, el juego que más disfrutó de los que había organizados por todo el patio. "Es un fenómeno", comentó su profesora. Benjamín no era el único que tenía práctica con este popular entretenimiento. Muchos de los que allí estaban contaron que solían practicar con sus amigos en el parque y que por eso eran "tan buenos".

En cuanto a favoritismo, sorprende que los juegos tradicionales ganaron sin ninguna duda a otros más modernos como el paracaídas, sobre todo en esta "época de pantallas", como comentó Javier Jorganes. La carrera de relevos con panollas fue uno de los grandes atractivos de la mañana. Todos se lo tomaban muy en serio y querían ganar. Ejemplo de ello fue Martín, de cuatro años, quien creía que su equipo tenía muchas posibilidades porque él podía correr "muy rápido".