No hay vuelta atrás. La Consejería de Educación del Gobierno del Principado de Asturias no cambiará los planes en relación a las obras que se acometerán en el colegio público Las Arenas de Cabrales, que obligarán a cerrar el comedor escolar entre los próximos días 18 y 22. Los trabajos, que consistirán en mejorar el sistema de extracción de humos en el comedor y la cocina, traerán como consecuencia, además, el cambio del horario habitual del centro, que, normalmente, es de jornada partida.

Veronica Laria, que ha capitaneado el descontento de algunos padres por el cierre del comedor y el cambio de horario durante una semana, se mostraba ayer resignada tras conocer de manera oficial la postura de la Consejería de Educación. Los niños que antes salían de clase a las 16.00 horas lo harán durante esos días a las 14.30, los de Primaria, y a las 14.50, los de Secundaria. "Que quede claro que yo no quiero que no se hagan las obras", dice. Bajo su punto de vista, se deberían haber barajado otras posibilidades antes que reducir la jornada lectiva por el perjuicio que esto acarreará a ella y otros padres. En su caso, tiene amoldada la jornada laboral al horario del centro educativo cabraliego donde cursan estudios sus dos hijos. "Había otras posibilidades como, por ejemplo, que se hiciesen las obras en su totalidad cuando no hubiera críos o que nos diesen una solución alternativa", señala. Sostiene que la última vez que se hicieron obras de mejora en el comedor a los niños se les desplazó a comer a un hotel y acto seguido volvieron a sus clases.

Laria admite que prácticamente ha tirado la toalla y se resigna a no poder mandar a sus hijos al colegio entre el 18 y el 22 de diciembre. Tendrá que llevarlos a casa de un familiar para que se los cuide. "O los mando con mi suegra o la única alternativa es pagar un taxi que me cuesta 35 euros al día durante cinco días", expone.

La Consejería de Educación tiene las cosas muy claras. Sostiene que se ha tomado la decisión de comenzar las obras el 18 de diciembre para abarcar las Navidades y poder utilizar las instalaciones a pleno rendimiento cuando se reanuden las clases el 8 de enero. "Se escogió esta fecha de manera consensuada entre la Consejería y la dirección del centro. Es el momento en el que menos se interfería en la actividad escolar", manifestaron ayer. Insisten también en que todo el proceso se ha llevado a cabo dentro de "una planificación" y teniendo en cuenta una premisa: alterar lo mínimo la dinámica habitual del colegio.