La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Toni Silva

Aparcamientos disuasorios en Ribadesella

Sobre las propuestas para evitar el acceso en vehículo privado a la localidad

Los aparcamientos disuasorios son un invento de las grandes ciudades para invitar a los automovilistas a dejar en la periferia sus coches –por un módico precio– y desplazarse al centro en metro, autobús, suburbano o cercanías de Renfe, según los casos. Todos estos aparcamientos están construidos al lado de estaciones o centros intermodales para que puedan desempeñar su función de movilidad urbana. Hasta ahí todo lógico y elogiable, pero lo que me desconcierta profundamente es lo de crear un “aparcamiento disuasorio” en un pueblo y sin comunicaciones con el centro, como han hecho en Ribadesella, en la zona más alta e incómoda de la población. Pienso que podrían haberlo llamado “aparcamiento” sin más, o “aparcamiento provisional” (pues la parcela parece que está destinada a otros usos), pero me preocupa que hayan introducido tan alegremente el apellido “disuasorio”. Seguramente lo habrán hecho porque les sonaría moderno, progresista y chupiguay, como suena esa jerga que usan ahora los neocursis. Y las neocursis, lideradas por la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, la “maglia rosa” del postureo y la verbosidad cargante.

Barrunto que el gobierno de Canal (y el concejal de Ciudadanos, que en la práctica es el quinto socialista) lo han hecho así para quitarle la patente de la nomenclatura a Pueblu, la formación municipal izquierdista, que siempre ha abogado por la creación de aparcamientos disuasorios en la periferia y no por aparcamientos en la villa. Y no contentos con esa apropiación de la idea de Pueblu, los socialistas ahora quieren hacer suya también la idea de crear otro aparcamiento disuasorio en Truyes, cerca de Lloviu, mezclando en esa propuesta la de crear un aula de interpretación de la ría, o algo así. En realidad nada claro y concreto hay en la propuesta, pues es una idea sin planos, sin presupuesto, plan medioambiental o plan de transportes, lo que invita a entenderla como un cohete sonda o como el segundo pistoletazo de salida de su campaña electoral, dado que el gatillazo del puente (sin carril bici) no concitó los entusiasmos vecinales.

Aparte de la piquilla electoral entre los socialistas y los de Pueblu, lo que me sorprende es la falta de definición de las otras dos formaciones de la oposición: PP y Foro Asturias (o lo que queda de él, pues dos de sus tres miembros han abandonado el grupo). Es extraño que PP y Foro den por bueno el concepto de “aparcamientos disuasorios”, tan inapropiado para una villa comercial como ésta, y ni se acuerden del plan de Charo (cuando era alcaldesa de Foro) para crear aparcamientos a dos niveles en el Campu les Rolles, en la zona de la sierra de Secundino. Personalmente creo que lo que le interesa a Ribadesella es la creación de aparcamientos en la zona más cómoda, lógica y accesible de la villa, que es precisamente el Campu les Rolles. Lo de crear un parking en altura en la zona de la Atalaya (que llevaría aparejada la creación de costosas obras complementarias) parece más una quimera del actual alcalde que una obra que los riosellanos podamos ver acabada algún día.

Año tras año se alejan las soluciones racionales al problema urbano del aparcamiento, el tema estrella en la villa desde hace tres décadas, cuando despegó la industria turística. Ni el parking de la Atalaya va a solucionar el presente (y tal vez ni siquiera el futuro), ni los “aparcamientos disuasorios” son lo que le conviene a esta villa. Si bien el de Truyes es una pura entelequia (y así debe seguir siendo para siempre), el de Feve –ya operativo–, no es adecuado para el común de los turistas que llegan de visita, salvo para los jóvenes y animosos que quieran hacer ejercicio y sudar la camiseta. Pónganse las autoridades en el lugar del turista medio, es decir, el turista un poco mayor, o familiar, o con algo de sobrepeso, o con algún achaque de salud, o simplemente que no le apetezca pegarse esa tremenda caminata cuesta arriba hasta el aparcamiento; sobre todo si lleva alguna compra encima, pues el comercio local tiene que vender productos y regalos, muchos de ellos (salvo los décimos de lotería, que caben en el bolsillo) de cierto peso y volumen. O después de comer, un día caluroso de verano. O de cenar. O de lo que sea. Póngase estas autoridades en el lugar del usuario medio y díganme dónde queda el principio de “accesibilidad”, tan invocado en todos los sitios como ignorado aquí. Y díganme también qué clase de disuasión es la que genera este aparcamiento. Salvo los ciegos y los políticos cualquiera lo puede ver: este aparcamiento disuade principalmente de visitar la villa de Ribadesella. Sin querer han acertado, resulta muy “disuasorio”.

Compartir el artículo

stats