Javier NEIRA

La tertulia se celebró en la tarde de ayer, en Oviedo, en el auditorio Príncipe Felipe.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ. La temporada ha sido de nivel, pero este «Simon Boccanegra»...

MABEL MODROÑO. Es una ópera lúgubre de por sí y como final de temporada quizás haya chocado un poco o también que deje determinado sabor de boca. La representación, de todos modos, debería haber sido más apoyada por la escena. La soprano Ángeles Blancas me recordó mucho a su madre, Ángeles Gulín, mejorando cosas y con algunos defectos técnicos que espero pueda corregir. Por ejemplo, en la primera aria gritó un poco.

BEGOÑA DEL REY. Sí, no era eso lo debido.

MARTÍN CASTRO. Tiene un torrente de voz, pero con estridencias en más de una ocasión y, además, parece que quiere sobresalir, superar a los demás y coger un protagonismo excesivo, al menos para mi gusto.

MABEL MODROÑO. Un problema sobre todo en esta ópera que está tan orientada hacia los barítonos y los bajos.

BEGOÑA DEL REY. De todos modos, siempre estuvo muy activa, se movía mucho y acertadamente en escena. Lo contrario, por cierto, de Marco di Felice, en el papel de Simon Boccanegra, que no estuvo a la altura escénica que se requiere para una representación como ésta.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ. En los dúos y tríos destacó claramente la soprano. Quiero decir que sobresalió. De esa forma le dio credibilidad al personaje, al menos por encima de la credibilidad que el resto de los cantantes consiguió transmitir a sus respectivos personajes durante toda la representación. Destacó, en fin, por sus cualidades vocales, que es quizá lo más importante.

MABEL MODROÑO. Está claro que es una buena cantante, que tiene condiciones y tiempo por delante para superar los problemas que hemos visto.

MARTÍN CASTRO. El mejor fue el bajo, en el papel de Fiesco. Creo que estuvo por encima del conjunto.

BEGOÑA DEL REY. Estuvo maravilloso, claro que destacó sobre los demás. Incluso por el vestuario; a su lado, Simon parecía un pobretón y su voz resultaba muy fría.

MARTÍN CASTRO. Es una ópera tenebrista, siempre se dice y es así. En su momento no gustó. Verdi hizo algunos arreglos y siguió siendo mal recibida. Tiene un cierto estigma que no es fácil de superar.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ. El tenebrismo viene dado en buena medida porque el protagonista de la obra es el mal. Todo gira en torno a esa idea, a ese hecho. Y por eso la obra se orienta de forma obsesiva hacia la oscuridad del mar, que decían los griegos. El montaje iba por esa línea, pretendía subrayar el tenebrismo y el amor que también cruza toda la ópera.

MARTÍN CASTRO. La escena se planteó desde un punto de vista minimalista, pero creo más bien que se trató de un recurso poco afortunado para justificar o suplir la falta de ideas y también la falta de presupuesto. Pero lo bueno no es caro necesariamente. El anterior título que vimos en el Campoamor, «Ariodante», fue maravilloso, y aunque no fue barato, tampoco prohibitivo.

BEGOÑA DEL REY. Una representación maravillosa.

MABEL MODROÑO. Sí, excelente.

MARTÍN CASTRO. Pues en la representación del sábado cada vez que se movía la plataforma sonaban unos chirridos lamentables.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ. La iluminación, en esa línea de tenebrismo buscado, creo que estuvo bien conseguida.

MABEL MODROÑO. Por ejemplo, en el dúo en que se intercambian los retratos, la iluminación estaba conseguida, pero poco más se podría subrayar.

BEGOÑA DEL REY. Es que la escena fue lo peor de la función, no creo que quepan muchas dudas al respecto.

MARTÍN CASTRO. De todos modos, el vestuario no me disgustó.

BEGOÑA DEL REY. El dux requiere una riqueza de vestuario muy superior a lo que vimos en escena.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ. No sé si se pretendía o incluso si se logró resaltar con el vestuario el enfrentamiento entre los güelfos y los gibelinos, que por otra parte no fue, creo, explícito, porque los gibelinos tengo dudas que apareciesen como tales. En todo caso, se trataba de una producción barata. Creo que todo estaba pensado para que el realce de la representación se basase en la intervención de Carlos Álvarez, que al final no se produjo.

BEGOÑA DEL REY. El mismo sábado cantó en Italia, un golpe para Oviedo, donde había sido contratado y suspendió su intervención.

MARTÍN CASTRO. Ya, y se lo está criticando por eso; de todos modos, si queremos que vuelva en otra ocasión, mejor moderar las críticas, porque si se tuerce no lo vemos más por aquí.

MABEL MODROÑO. Pasó eso mismo con Plácido Domingo y no lo vimos en ninguna otra ocasión. Además, habría que ver de quién es la culpa de la suspensión, qué contratos había, qué detalles.

BEGOÑA DEL REY. Lo vi en este papel en París y estuvo maravilloso.

MABEL MODROÑO. Sí, en la Bastilla, en una función en versión concierto.