Ch. NEIRA

El Palacio de Congresos de Buenavista, diseñado por Santiago Calatrava en la parcela que ocupó en su día el viejo estadio Carlos Tartiere, abrirá al público el próximo viernes y pondrá, así, fin a un largo y complicado proceso en el que no sólo los proyectos arquitectónicos han ido modificándose. La operación de Buenavista fue planteada inicialmente, hace más de diez años, por el alcalde Gabino de Lorenzo como una actuación mixta, en la que lo público y lo privado irían de la mano, también en la inversión. En su recta final, es la empresa Jovellanos XXI la que ha asumido la totalidad de la inversión, 350 millones de euros, si se descuenta el patrimonio municipal cedido, y es también ella la propietaria de la mayor parte de las patas del complejo, algunas ya vendidas a terceros, con la excepción del Palacio de Congresos.

Efectivamente, el PEC (Palacio de Exposiciones y Congresos) ha quedado como la última pata pública de toda la operación. De hecho, el Ayuntamiento recibirá de forma inminente el complejo y pasará a ser su titular, aunque Jovellanos XXI explotará el recinto con una concesión de cincuenta años de los que, por ley, tendrá que hacerse cargo al menos de los ocho primeros.

Lejos queda la llamada «operación de los palacios» que pretendía dotar a Oviedo de equipamientos municipales en dos de las parcelas más importantes de la ciudad, la del Carlos Tartiere en Buenavista y la del apeadero de vías del Vasco en Jovellanos 2. El Ayuntamiento pedía propuestas con arquitectos de referencia e incluía en las condiciones más equipamientos municipales, como el Palacio de las Artes en el Vasco o un centro social en Buenavista. Sin ninguna propuesta en el concurso, Jovellanos XXI apareció con los proyectos de Calatrava en la segunda convocatoria, a la que se presentó en solitario y ganó.

El contrato firmado en 2002 entre Ayuntamiento y Jovellanos XXI, sociedad formada por las familias Cosmen y Lago, incluía fuertes inversiones municipales en los dos proyectos. Pero el Ayuntamiento nunca llegó a hacer esos pagos.

Ese fue uno de los motivos que llevó a modificar el documento en sucesivas ocasiones, a dar más ventajas a la empresa y a reducir la presencia pública en la operación. Jovellanos XXI ya tenía, por ejemplo, la propiedad de las oficinas que incluía el complejo de Buenavista, y en 2004 el Principado compró por 58 millones esos 12.000 metros cuadrados que hoy ocupan dependencias de consejerías. En realidad la operación fue algo más compleja, pues fue Sedes, sociedad mixta intervenida también por el Principado, la que lo adquirió y se permutó al Gobierno regional a cambio de la propiedad del antiguo instituto Clarín en San Lázaro y de los edificios de consejerías en General Elorza.

En agosto de 2005, con la parcela del Vasco paralizada, se vuelve a ajustar el contrato. Es entonces cuando desaparece del proyecto de un centro social en el complejo de Buenavista y se compensa a Jovellanos XXI con la cesión de los aparcamientos de las dos parcelas, que en el caso del Palacio de Congresos suman 1.800 plazas. Jovellanos XXI pagó en ese momento 2,8 millones, pero logró también que el Principado eliminara el veto que había a una gran superficie en la ciudad. Así despegó el Espacio Buenavista, centro comercial de tres pisos en el interior del Calatrava que la empresa acabaría vendiendo a Multi Development por 130 millones, grupo holandés que sigue gestionándolo pero que vendió a su vez la propiedad a ING Real Estate. Otra pata fue el hotel de cuatro estrellas que, como los aparcamientos, acabó siendo propiedad Jovellanos XXI. En este caso, fracasadas las negociaciones con Hotusa, la empresa llegó a un acuerdo con Ayre, que se encargará de su gestión. Hasta ahora, Jovellanos XXI ha recuperado el 65% de la inversión del Calatrava. La explotación de los congresos, confían, hará el resto.