Carolina G. MENÉNDEZ

De amor, desamor, apegos y, en general, de sentimientos, emociones, conductas y pensamientos vinculados al amor habló ayer la psicóloga Lucía Orejas en la conferencia que pronunció en el Auditorio. Bajo un título tan sugestivo como «Las cosas del querer», la charla organizada por el Teléfono de la Esperanza comenzó con la narración de un chiste y terminó con otra chispa de humor al proponer la conferenciante que cada persona del público se abrazase a sí misma, sugerencia muy bien recibida por los asistentes al acto y que arrancó sonoras risas. «Porque amar y ser amado es una necesidad básica. El amor es universal y todos lo necesitamos, aunque cada uno lo vive de forma diferente», aseguró la psicóloga ante un concurrido salón de actos.

Difícil de definir por su complejidad, según Lucía Orejas, el amor está formado por sentimientos: ternura, felicidad, comprensión, melancolía, soledad, angustia, celos..., manifestó la colaboradora del Teléfono de la Esperanza, «pero también son pensamientos: juicios sobre la otra persona, fantasías, deseos o atribuciones, y conductas: dar y recibir cariño, impulsos espontáneos y seducción, un aspecto de gran importancia en el amor y que se manifiesta con el cuerpo y la voz». Y aunque no existen trucos para acertar en el amor, para vivir en pareja Lucía Orejas cree que debe existir «un equilibrio entre la autonomía y la dependencia, una dependencia sana consistente en dar apoyo y soporte al otro».

Prácticamente los ingredientes del amor están presentes en el apego, inclinación que investigó con profundidad en los años cincuenta John Bowlby, uno de los padres de la conocida teoría del apego. Ésta parte de cómo la separación de un niño de una figura de apego, sea madre o cuidador, es perturbadora y provoca inseguridad y miedos futuros. Se trata, como comentó Lucía Orejas, de una situación afectiva intensa. «Nos vinculamos a una persona de una manera particular por necesidades de supervivencia; no en vano, los humanos venimos dotados de unos estímulos y de una sensibilidad que nos ayudan a reconocer y pedir cariño. Todos necesitamos una base de seguridad, que alguien nos cuide, porque si sabemos que nos dan esa seguridad nos enfrentamos mejor al mundo», dijo la psicóloga, que señaló como figuras de apego a padres, cuidadores, amigos, parejas, hijos o hermanos.

En cuanto a los tipos de apego existentes, según estudios americanos, citó tres: seguro, evasivo y ansioso. Al primero, relató esta profesional, pertenecen personas muy sociales, con estrategias para defenderse en cualquier situación, que asumen riesgos, son eficientes en el trabajo y no les preocupa una separación temporal de la persona a la que quieren porque están seguros de los sentimientos y confían en ella. Por su parte, describió a las personas con apego evasivo como autosuficientes, que se sienten incómodas en el mundo sentimental, manejan la intimidad con angustia, en el trabajo son muy eficientes, pero no saben actuar en equipo porque no les gusta depender de otros. Por último, en el apego ansioso situó a las personas que viven la intimidad con miedo porque se sienten abandonados, siempre quieren más, son celosos y constantemente están preocupados por un posible abandono de los amigos o de la pareja.