Carolina G. MENÉNDEZ

Equipados con fesoria y pala y siguiendo al pie de la letra las indicaciones del monitor David del Valle, los alumnos de quinto curso de los colegios Loyola, Ventanielles y Buenavista I plantaron ayer alrededor de sesenta abedules en el Naranco, en un prado situado a la vera del monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Los jóvenes realizaron su tarea con soltura y los más habilidosos reconocieron haber cooperado anteriormente con sus padres o abuelos en labores agrícolas en algún pueblo de Asturias.

La actividad de ayer se encuadra dentro de la Semana del árbol que desde finales de los años ochenta organiza la concejalía de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Oviedo. En esta última edición, que se desarrolla durante tres días, participan un total de 420 niños que plantan cerca de 160 árboles. Ayer les acompañaron los concejales Inmaculada González y José Pando, que también ejercieron de jardineros.

Además de repoblar el Naranco, un grupo del Colegio Loyola, guiados por José Ángel Rey, su tutor, aprovechó la fría y ventosa mañana en la cima del monte para reconocer los edificios más significativos de la ciudad. A primera vista, los jóvenes localizaron el Calatrava, fácil de identificar por su espectacularidad, pero también situaron, guiados por su tutor, el Palacio de los Deportes, la plaza de toros, la Catedral o el Hospital, entre otros.

Los juegos también formaron parte de una jornada que tiene como objetivo acercarse a la naturaleza y compartir experiencias entre distintos centros. Y para terminar la mañana, los estudiantes de Primaria disfrutaron de una comida campestre en el área recreativa con el bollo «preñao» como protagonista.