Javier BLANCO

«Los folclores son incontables, por eso este disco se llama imaginarios, porque es una amalgama». Lo dice Pablo Canalís (Oviedo, 1975), que se embarcó en un proyecto absoluto, meritorio tanto desde el punto de vista musical, como discográfico, creativo e instrumental. No en vano en su álbum (nunca mejor dicho, ya que se trata de un libro-disco) se incluyen 20 piezas que viajan por todo el mundo. Para ello, este ovetense, con una sólida carrera, maneja más de 50 instrumentos, muchos de ellos desconocidos para el común de los mortales, incluidos los que se dedican a análisis musicales: «predominan los instrumentos asiáticos y menos los europeos», precisa Canalís, que, efectivamente, ha «picado» en diferentes tendencias. Tiene varios discos en el mercado. Formó en el grupo de rock duro «Nightjar», donde debutó con el álbum «Thuru the shadows, hizo fusión con «Melange» y tiene su dosis de rock progresivo con el grupo «Senogul». Además es premio AMAS al mejor bajista en 2011.

En «Folclores imaginarios» entra en el universo de la raíces musicales del planeta, que, además de mostrarlo a través de las diferentes piezas que componen el álbum, lo plasma con detalle en el libro que acompaña el álbum: «El trabajo tiene una estructura con influencias de Brasil, asiática, andina y contemporánea, esas son las influencias principales», dice Canalís, que matiza, «el tema asiático no es premeditado. Allí encontré instrumentos que me llamaron la atención, especialmente de viento».

No hay un objetivo de estudio étnico en profundidad, pero sí hay una voluntad de dar a conocer distintos folclores. «Más que un estudio yo diría que es una síntesis de información», precisa el músico ovetense, que puntualiza, «la parte instrumental es una síntesis: filtré y tamicé».

Al margen de todos los matices folclóricos e instrumentales Canalís incluye otra característica de su música, como son los efectos con la naturaleza de fondo: «los pájaros, el viento... Siento respeto por la naturaleza», señala.

Bien, y tras todo ese trabajo exhaustivo y pormenorizado hay influencias de todo tipo, desde el flamenco, al reggae, pasando por los ambientes afro, entre otros. Tanto disco como libro son una expresión firme de la creatividad y estudio de Canalís; hay varios ejemplos, como la tendencia de «Debajo de la higuera», que tiene «ese bajo de Carles Benavent, salvando las distancias», precisa el autor de «Folclores imaginarios», o la «Colmena», que es una experiencia muy curiosa: «está grabado con botellas de Coca-Cola, Nestea y de cerveza, las afiné con agua. Se afina fácil una botella con agua: de ahí ha salido una pieza muy afro». O también hay cosas que tienen que ver con la sensibilidad del autor con ciertos asuntos como sus raíces y su orígenes. Eso se plasma en «Sevillanas del Negrón». «Tiene que ver», explica Canalís, como cuando «salgo de Asturias, que me da un poco de nostalgia». «Sevillanas del Negrón» nace de ese sentimiento, pero tiene además otra fuente muy interesante, como lo es «Cobre», una sevillana instrumental de Paco de Lucía. «La hice con un instrumento japonés, el taishokoto, que noté que tenía un aire flamenco», dice el músico. Y eso fue lo que decidió a Canalís a sustituir la guitarra española por el taishokoto. Y remata «"Sevillanas del Negrón" está hecha por asturianos y es como sevillanas de Asturias», precisa.

Entre las muchas cuestiones curiosas y a estudiar que hay en este mundo de «Folclores imaginarios» hay que estar atentos a un escondido guiño a «Asturias, Patria Querida», que, dice Pablo Canalís, grabé con gaita y sitar, inspirado ni más ni menos que «en el Hendrix de Woodstock, cuando tocó el himno estadounidense». Hay aquí en esta parte del álbum la participación de la cantante de tonada Rocío Fernández.

Para los directos de este complejo proyecto ya tiene algunas cosas planificadas y algunas que ya realizó con «Senogul», además de las audio-charlas divulgativas que darán a conocer todas estas culturas a través de la música. De todos modos, quien no pueda asistir a ninguna de estas dos modalidades, los directos o las audio-charlas, le queda al alcance el libro-disco. En el CD aparecen 19 piezas, un bonus track y alguna sorpresa que hay que buscar. Pero en el libro que le acompaña se describe el universo de «Folclores imaginarios» al detalle, en formato diccionario explicando el origen y sonidos de cada instrumento, y con la historia de las canciones.