L. S. NAVEROS /

Pablo GONZÁLEZ

«Voy a seguir hasta el último día». Agustín de Luis Criado repetía ayer esta frase como una letanía mientras embarcaba en el avión que lo iba a traer de vuelta a Asturias después de disfrutar de unos días de vacaciones. El jefe de la Policía Local de Oviedo se refería así a su intención de agotar hasta el último momento su etapa al frente de las fuerzas se seguridad local, a la espera de su jubilación tras treinta años de servicio, que se concretará a mediados de enero, tal y como confirmaron fuentes municipales y el propio interesado. «Lo de la jubilación es un tema personal. Lo que quiero es olvidarme de tantas tonterías», aseguraba en referencia a la persecución de la que considera que ha sido víctima desde distintos sectores.

Así, y aunque desde que De Luis se fue de vacaciones en el cuartel de la Policía Local del Rubín el rumor más extendido era que «el jefe» ya no volvería a pasar por su despacho, la intención del Comisario es la de incorporarse a su puesto hoy mismo, a la espera de cumplir los 65 años que le dan derecho al retiro. Aunque el todavía jefe de la Policía Local no lo tuvo tan claro hasta hace unas fechas, ya que sondeó la posibilidad de seguir trabajando. La ley recoge que podría ampliar su período activo hasta los 70 años, pero este supuesto no incluye a aquellos funcionarios vinculados a la seguridad ciudadana, como es su caso.

Con la confirmación de la jubilación de Agustín de Luis, nacido a finales de la década de los años cuarenta del siglo pasado en la localidad salmantina de Mogarraz, se abre el turno de cubrir las quinielas sobre quién será su sucesor. Desde el Ayuntamiento insisten en que se tratará de una «decisión política», que está sin adoptar.

El comisario José Manuel López, actual jefe de Protección Civil, y que ya ocupó el cargo cuando en diciembre de 2004 Agustín de Luis presentó su dimisión por una larga polémica con los Bomberos y las denuncias presentadas contra él por la construcción de una galería de tiro sin permiso y la desaparición de munición de la armería, sería, por lógica, uno de los candidatos a sustituirle. López posee el mismo cargo que De Luis (comisario principal) y conoce la «casa». Tiene -al igual que De Luis- encarnizados enemigos internos, en un cuerpo muy polarizado en el que se han vivido escandalosas polémicas, como las denuncias que una sargento presentó contra varios altos mandos por injurias. Los imputados fueron absueltos hace unas semanas.

Otra opción para comandar la Policía Local pasaría por la de contratar a alguien ajeno al cuerpo o sacar la plaza a concurso. Una posibilidad que se encontraría con la oposición de buena parte de los sindicatos que tienen peso en el cuerpo, muy críticos con lo que consideran una «superpoblación» de mandos en comparación con el número de agentes rasos.

Otra de las posibilidades sería la de hacer correr el escalafón y «tirar» de personal de la casa. En este caso el primero de la lista sería Porfirio Álvarez. Además, el Ayuntamiento baraja, aprovechando el adiós de Agustín de Luis, reestructurar el área de la Policía Local troceándola en diversos departamentos. Pero también hay quien apuesta por todo lo contrario: crear una figura de «superjefe» del que dependiera todo el servicio. Pero «todo está por definir».

Sea lo que sea, el adiós de Agustín de Luis dejará un gran hueco, tanto por su trayectoria como por las polémicas que han acompañado a su largo mandato. Y es que De Luis ha sido el jefe de la Policía Local con cuatro alcaldes. Llegó al cargo en 1982 tras aprobar una oposición, siendo regidor el fallecido Luis Riera Posada (UCD), el primer alcalde de la democracia. Se mantuvo en el mismo con Antonio Masip (PSOE), a pesar de su pasado en la brigada político-social franquista -que él nunca ha negado- y reforzó su posición con Gabino de Lorenzo (PP) en junio de 1991. Cuando los problemas arreciaron (Bomberos, galería de tiro, las balas desaparecidas...), De Luis dimitió en diciembre de 2004. Fue contratado entonces como asesor del Alcalde en materia de seguridad. Tras cuatro años en el puesto, la oposición comenzó a exigir al Pleno los informes por él realizados. Días después de esta petición, De Lorenzo volvió a reponerle en el cargo. Y en él prosigue tras la llegada de Agustín Iglesias Caunedo (PP).

«No soy tan cabrón como dicen y no soy ningún vago. Tengo una bonhomía sin límites y soy un hombre de hechos», se autodefinía en su retorno, inmortalizado en una fotografía en la que aparece besando una de las columnas metálicas de las puertas de acceso al cuartel del Rubín. Tras de sí dejará un legado en el que destaca haber sido el impulsor de las glorietas.