Joaquín Vaquero Palacios, Juan Vallaure, Ignacio Álvarez Castelao o Francisco y Federico Somolinos son exponentes de la arquitectura moderna en Asturias. A ellos hay que atribuir, según su colega Fernando Nanclares, el "renacer de las ideas modernas, que habían dado tan buenos frutos en la época de la República" en la arquitectura de los años 50. Todos ellos y algunos más constituyen, según Nanclares, "un grupo heterogéneo de profesionales, con diseños brillantes, colorido, ligereza y desenfado".

El arquitecto ovetense eligió ese tema, el de "los espacios modernos en Asturias", para inaugurar, ayer por la mañana, el ciclo de conferencias con el que la Escuela de Arte conmemora el 50 aniversario de los estudios de Diseño de Interiores. Fernando Nanclares avanzó por la década de los 50 y llegó hasta mediados de los años 60 deteniéndose en los edificios más significativos de esa época, como el que se alza junto a la iglesia de San Juan El Real, firmado por Juan Vallaure; los desaparecidos bares Astoria y Kopa y el Kopa Club, todos ellos ya desaparecidos, también de Vallaure, y del mismo arquitecto, el cine Ayala o la iglesia de San Juan Bautista de La Corredoria; los edificios de viviendas de Castelao en el número 11 de la calle Comandante Caballero o el "serrucho", en la calle Cervantes, que con sus "muros oblicuos" supuso, según Fernando Nanclares, "un hito en su carrera" o su capilla para las dominicas, que diseñó en el año 1950.

En los interiores de la época, explicó, reina cierta "sensualidad y espíritu festivo", el brillo y el color de materiales nuevos como el gresite y la genialidad de artistas como Antonio Suárez, cuya impronta está presente en multitud de edificios, del Ayala a la Facultad de Geológicas.

Nanclares, durante su exposición, extendió su mirada por el movimiento moderno más allá de la capital y se detuvo en la antigua Universidad Laboral de Gijón, con Luis Moya al frente del proyecto, o en un chalé de los Somolinos en Salinas, entre otras construcciones. Y a lo largo de su conferencia citó también a profesionales menos conocidos, como Díez Canteli y Suárez Aller.