Pero consciente o no de lo que había hecho, D. V. F., al que se le imputa un delito de lesiones por imprudencia, había dejado tras de sí un reguero de heridos y a decenas de testigos atónitos por la gravedad de lo ocurrido. "¡Como una bomba! ¡Sonó como una bomba!, la gente salía disparada como en las películas", acertaba a explicar minutos después del suceso un testigo aún impactado por el suceso.

Entre los afectados por el atropello múltiple se encuentra S. N. A., un hombre de 61 años de edad que sufrió un "traumatismo craneal y heridas en miembros superiores e inferiores". S. N. A. es uno los arrollados que salió ayer del hospital. Además, también resultó herida A. R. N., de 36 años, una mujer que entró en el HUCA con pronóstico reservado a consecuencia de "politraumatismos". La lista continua con A. P. C., de 39 años (traumatismo craneoencefálico y costal); D. A. P., un varón de 29 años (politraumatismos) y C. M. F., la mujer que aún se encuentra ingresada en el HUCA con el pronóstico más grave. En el accidente del día de Nochebuena también se vieron afectadas una madre de 58 años (J. F. G.) y su hija de 29 (S. M. G.).

El accidente se produjo en un punto de la ciudad que a esas horas estaba muy concurrido. Centenares de ovetenses y asturianos de otros puntos de la región estaban aprovechando la mañana del día de Nochebuena para realizar compras navideñas por el centro de la ciudad cuando el coche del guardia civil retirado se subió a la isleta arrasando todo a su paso. De hecho, el lugar del suceso quedó sembrado por las pertenencias y las compras de los atropellados. Sin ir más lejos, algunas de las bolsas que portaban los heridos podían verse colgando del vehículo de D. V. F. cuando este se detuvo tras el siniestro. "No puede explicarse con palabras lo que sucedió. Pensábamos que los había matado a todos", asegura un ovetense que en ese momento paseaba por la zona con su novia.

Poco después del atropello comenzaron a sonar las sirenas de los servicios sanitarios, que recibieron las primeras llamadas de alerta a las dos y veinte de la tarde y se personaron con celeridad en el lugar de los hechos. El despliegue fue enorme. "Hubo un momento en el que se llegaron a juntar hasta nueve vehículos sanitarios en la zona además del hospital de campaña que se montó para atender a los heridos", explican fuentes de Transinsa, la empresa concesionaria del servicio de ambulancias en el Principado de Asturias. En total acudieron dos UVI móviles, tres ambulancias medicalizables, dos colectivas y otras tantas convencionales.

En el dispositivo de emergencia tomaron parte más de 60 personas si se tiene en cuenta "a los policías que se encargaron de controlar la zona, a los sanitarios que estaban de servicio y a otros muchos médicos y enfermeros" que se encontraban en el lugar y no duraron en ponerse los guantes para ayudar en todo lo posible. Algunos de los heridos, los que presentaban las lesiones más graves, fueron atendidos inicialmente en el lugar del suceso, aunque a las tres y cuarto de la tarde, una hora después del atropello, ya estaban todos en el HUCA. "La evacuación fue espectacular, no pudo hacerse mejor. Se trataba de un punto de la ciudad muy concurrido y en el que no es fácil trabajar, pero todo el mundo hizo muy bien su trabajo y la gente que estaba por la calle también colaboró mucho para que todo saliera bien", asegura uno de los responsables de Transinsa.

Después de pasar la noche en los calabozos, D. V. F. acudió a declarar ante la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, que estaba de guardia y dictó, de acuerdo con el Ministerio Fiscal, un auto de libertad con cargos. La declaración en los juzgados tuvo lugar entre la una y media y las dos y media de la tarde y el guardia civil retirado salió a la calle alrededor de las cinco. La jueza también decidió retirarle el permiso de conducir a D. V. F. e intervenir su coche.