Con este escrito quiero hacer pública la injusta, e injustificable, situación personal sufrida en relación a la tramitación de las inscripciones realizadas por la Escuela municipal de Teatro del Ayuntamiento de Oviedo durante el pasado mes de septiembre.

Más concretamente, deseo poner en conocimiento público que el día 23 de septiembre del presente año se abrió el plazo para la preceptiva inscripción en la mencionada escuela municipal. Por razones de proximidad al domicilio familiar y por mi disponibilidad horaria opté por acudir el día 24 a la calle Pedro Masaveu, s/n, lugar en el que la Escuela Municipal de Artes Plásticas y Escénicas imparte la actividad de teatro infantil. En el momento justo que se va a proceder a la inscripción de mi hija, la señora que atendía las solicitudes se percata de que, por error, se habían registrado 23 solicitudes, cuando, a decir de esta señora, no existían más que 20 plazas. Es en ese momento cuando, sin razonamiento alguno, la referenciada empleada de la escuela, y con bastantes malos modales, decide que las tres personas que, por error, exceden de las iniciales 20 plazas quedan dentro de inscripción, pero que mi hija y otro niño que allí esperaba quedaban fuera de inscripción, siendo supuestamente mi hija la primera niña que consta como reserva.

La intención de esta carta es denunciar irregularidades manifiestas en esas inscripciones y ausencia absoluta de criterios de personas responsables; si las plazas eran 20, sólo se deberían haber aceptado esas 20 primeras solicitudes, y si, por el contrario, se optó por ampliar las plazas, se debería haber ampliado hasta incluir a los dos únicos niños que esa tarde quedaron fuera de inscripción.

Esta Escuela de Teatro es pública y, por tanto, sus requisitos de inscripción y posterior selección deben ser de conocimiento público, y sus posibles variaciones deben estar motivadas por imperativo legal, y así poder evitar arbitrariedades como las que han ocurrido en el presente supuesto.

A ello se debe añadir la precariedad de los medios de la referenciada escuela. Más concretamente, a la ausencia habitual de contacto telefónico por la sencilla razón de que deciden no atenderlo, se unen los arcaicos métodos de inscripción, pasando por recoger personalmente un día un tique en la propia escuela y así poder tener cita otro día a los efectos de presentar la documentación relativa a la inscripción. La posibilidad de inscripción vía internet o de cita previa, sencillamente, no existe. Las sorprendentes razones esgrimidas por la escuela en este concreto asunto es que sería dar preferencia a las personas que tengan internet, obviando con ello que es un tratamiento discriminatorio hacia las personas a las que, por razones laborales, les es muy difícil disponer, por capricho personal, de dos tardes para realizar una simple inscripción y, además, supone negar, sin justificación alguna, la posibilidad de utilizar medios tecnológicos actuales, admitidos en todas las administraciones, y resulta una prueba más de la arbitrariedad que parece imperar en esta escuela municipal.