Pablo Soto Medina, (Oviedo, 1988), es a sus 27 años, un prometedor empresario en el segmento de las nuevas tecnologías. Le apasiona su trabajo y no lo puede ocultar. La informática aparece continuamente en esta conversación mantenida con LA NUEVA ESPAÑA. Pablo Soto, ingeniero informático formado en la Universidad de Oviedo , ha diseñado una aplicación destinada a que las personas con discapacidad visual se orienten en la ciudad y sepan los obstáculos que tienen a su alrededor.

Un niño de Ciudad Naranco. "Nací en Oviedo, pero mis padres son de Jaén, así que también me siento un poco andaluz. En mi casa siempre se han conjugado las tradiciones asturianas con las del sur. Crecí en el barrio de Ciudad Naranco. Allí fui primero a la guardería, y después al colegio Amor de Dios, donde estudié desde preescolar hasta el Bachillerato. Cuando llegó el momento de elegir no tuve ninguna duda en optar por la rama tecnológica. Me fue bien".

Un médico vocacional que se convirtió en informático . "De pequeño siempre quise ser médico. Me gustaba curar a la gente, ayudar, Una de las cosas a las que mas me gustaba jugar era a ser un doctor. Pero todo cambió cuando cumplí ocho años y llegó a casa el primer ordenador. Mi padre, que es auxiliar administrativo, me trajo una computadora IBM que ya se había quedado obsoleta en la oficina. Me enamoré de aquella máquina. Me pasaba el día pegado a ella. Y eso que aún no tenía Windows, ni internet. Lo único que podía hacer era escribir, y teclear comandos. Mis padres vieron que me gustaba y me trajeron un Pentium 2. Con ese ordenador ya conocí Windows, y programas como excell. De aquella tendría unos diez años. Los vídeo juegos nunca me gustaron demasiado en el ordenador; siempre jugué en las consolas. Los ordenadores también los usaba para aprender cosas de su funcionamiento interno. Los desarmaba para ver lo que había allí dentro".

La llegada de internet a casa. "Cuando mis padres pusieron internet en casa aún se pagaba por el tiempo de uso. Era bastante caro. Así que, a las diez de la noche me dejaban quince minutos que aprovechaba al máximo. Ya tenía planeado que programas me descargaría, compresores de archivos, y cuestiones de ofimática. Me atraía comprimir archivos y partirlos. No existía el CD-ROM, aún se usaba el disquete.

El desembarco en la Universidad. "Así que con este panorama no tuve ninguna duda al elegir carrera. Me la esperaba mas práctica. El primer año casi no tocas el ordenado. Se estudia mucha teoría, mucha física. Tampoco tuve problema porque me encantan las matemáticas. Confieso que el primer curso me fue bastante mal. Me dedicaba a otras cosas. Hacía páginas web por mi cuenta. Otra de las cuestiones que pesó es la mala base que llevaba en matemáticas del bachillerato. Nunca acabábamos el temario".

Superé el curso, pero en segundo ya no pude optar a beca. Decidí trabajar para evitar que mis padres tuviesen que pagarme todo. Me contrataron en una tienda de electrónica, con el primer y único curriculum que he mandado en mi vida. Luego aquella cadena de comercios se fue de España y me centré mas en los estudios. Pedí una beca en la Universidad, para sistemas informáticos. En segundo y tercero estuve en la facultad de Geología. Nos encargábamos de los medios técnicos, de formatear ordenadores, y en general, de que todo funcionase".

La tecnología aplicada a la vida diaria. "Terminé la carrera en 2012. Dediqué un año más al proyecto de fin de carrera. Diseñé una aplicación para móviles mediante la que los ciegos podrían orientarse por la ciudad. La idea surgió de una experiencia de trabajo. Un señor me pidió un día un GPS que pudiera guiarle por la ciudad y no lo había en el mercado. Obtuve matrícula de honor. Mi director me recomendó para trabajar en una empresa de Llanera. Hacíamos software para agencias de viajes. Luego monté una empresa con otros socios. Una de las cosas que hemos hecho es poner a la venta la aplicación.

La satisfacción de ayudar a los demás.

"Me gusta ayudar a los demás, también desde el ámbito laboral. No todo se centra en ganar dinero. Me parece que es necesaria esa visión humanística de la empresa, sobre todo en un mundo tan tecnológico como el actual".

Loco por el fútbol y por el Real Oviedo. "Ir al fútbol es una de las cosas que mas me gustan. Soy hincha del Real Oviedo y no me pierdo un partido. También me encanta salir a correr por la pista finlandesa, que me queda cerca de casa. Siempre he sido deportista. Hice natación en el Club Ciudad de Oviedo y guardo un estupendo recuerdo de aquellos años. Soy feliz en Oviedo. Asturias va a la cabeza en tecnología. Después de Madrid y Barcelona estamos nosotros. Hay empresas grandes y en el campo de la informática se necesitan recursos humanos".

He pensado muchas veces en irme fuera una temporada, para adquirir nuevas experiencias y conocimientos, pero no por necesidad; siempre con la vista puesta en el regreso. Al final siempre echas de menos tu casa. Oviedo es una ciudad estupenda para vivir, tienes de todo; no coges grandes atascos. También veo nuevas oportunidades de trabajo. Hoy en día, con un ordenador a mano en cualquier sitio se puede triunfar".