Primero fue el "Anaya" de literatura infantil y juvenil, a mediados del pasado enero, y, antes de que acabara el mes, llegó el "Alandar", que otorga la editorial Edelvives. La ovetense Mónica Rodríguez encadena un premio a otro. Hace seis años abandonó su trabajo como funcionaria en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, en Madrid, y se volcó en la literatura. Desde entonces ha escrito una treintena de libros y ha ganado premios como el de novela juvenil del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid), el de la Crítica de Asturias, el de literatura infantil "Ciudad de Málaga", el "Vila d'Ibi", el "Ala Delta", el "White Ravens" y el "Leer es vivir". "Gracias a los premios puedo seguir escribiendo un año más, luego ya veremos", comenta.

Ya tiene entre manos un nuevo proyecto literario. Revela que trabaja en "una obra de teatro sobre el acoso escolar, en ese formato se puede percibir la experiencia muy de cerca".

Mónica Rodríguez, hermana del poeta Julio Rodríguez, no encuentra diferencia alguna entre la literatura juvenil y la dirigida a un público adulto. "Los jóvenes están capacitados para leer cualquier libro de la literatura universal", opina. De hecho, explica que "La partitura", la novela que le ha dado su último premio, es "un libro duro, que habla de maltrato y de abusos sexuales. Los niños viven en un mundo con cosas mucho más duras que las que podemos encontrar en los libros". A su juicio "un buen libro juvenil es un buen libro de adultos".

La ovetense, que reside en Madrid desde el año 1992, suele recurrir a sus tres hijas para calibrar sus obras. "A veces me hacen de lectoras e incluso me dan ideas estupendas" cuenta.

No se debe subestimar el poder de los libros. "La literatura infantil nació como moralizante. Eso se superó en los años ochenta, pero en los colegios se sigue instrumentalizando la literatura para transmitir valores", comenta. A ella no le interesa "dar lecciones de moral, sino poner una visión de la realidad sobre la mesa".

"La partitura"

De momento, Mónica Rodríguez sólo ha publicado libros catalogados como literatura infantil y juvenil. Guarda un texto más para adultos en un cajón, porque "a veces las historias se le van de las manos", según dice, pero editorialmente reconoce que "no sabría cómo moverlo".

Su última novela, "La partitura", habla, según sus propias palabras, "del alma humana, del arte y de la pasión", una historia absolutamente inventada en torno a un compositor que reflexiona sobe el destino y la propiedad de las obras de arte.