"Según se vive, así se muere, y 'Luis el de El Ferroviario' lo hizo con cara cansada y paz espiritual". Así lo explicó ayer en la iglesia de San Tirso el Real el sacerdote José Franco, uno de sus mejores amigos, durante el funeral celebrado por el descanso del conocido hostelero de la calle Gascona. Tuvo, además, Franco la oportunidad de asistirlo espiritualmente durante sus últimos instantes de vida.

Luis Díaz Fernández, allerano de nacimiento, ovetense de corazón y forofo empedernido del Real Oviedo, abrió el 22 de mayo de 1951 la sidrería El Ferroviario, la primera de la calle Gascona y una de las pioneras de Oviedo. Por esto, y por su peso específico en el día a día ovetense, la historia de la hostelería de la ciudad estaría incompleta sin su obligada referencia.

¿Por qué es así? Por pequeños detalles que con los años dieron sus frutos. Por ejemplo, la calle Gascona, donde "Luis el de El Ferrioviario" fue el primero en instalarse, por lo que se le considera el origen de lo que hoy es el Bulevar de la Sidra, es un lugar obligado para los turistas y recomendado en todas las guías. Su establecimiento pronto se convirtió en un punto de encuentro ineludible para los trabajadores del Ferrocarril Vasco Asturiano, con estación terminal en la calle Jovellanos. Y de este medio de transporte había tomado la sidrería oportunamente su nombre.

¿Más detalles? Sí. A El Ferroviario se le conoce también como la primera escuela de escanciadores de Oviedo, y en la que muchos de ellos, con sólo 16 años, unos rapacinos, comenzaban a aprender el complejo oficio.

Todo esto lo explicaba ayer Luis Estrada, tenor del "Cuarteto Torner", buen amante también de la sidra y amigo de Luis Díaz, sobre el que apuntó un dato muy interesante que hilvana también con los cantares de chigre que se celebran todos los jueves en la calle Gascona.

"En El Ferroviario no sólo se permitió siempre a los parroquianos cantar, sino que en su sidrería actuaron los mejores intérpretes de la canción asturiana del momento". Entre ellos, recuerda Estrada, el Torero de Pancar, al que le hicieron un sonado homenaje en la sidrería. "Luis nunca prohibió a nadie cantar allí, y como fuera canción asturiana, los animaba a seguir".

Entre los asistentes al funeral estaba uno de los primeros clientes de El Ferroviario, el ex concejal del Ayuntamiento de Oviedo Jaime Reinares, parroquiano de la sidrería desde los inicios. "Mi familia entraba en la cocina, no puedo decir más, era mi segunda casa. Luis fue un ejemplo para mí, igual que su mujer, Laura".

Su sobrino, el periodista de Radio Nacional de España Tete Bonilla, abundó en lo mismo, ya que Luis y Laura hacían un tándem muy especial.

¿Y qué decir de las tertulias? Profesores de instituto ovetenses como Marcial Fernández, Lorenzo Ramos y Julio Suárez se empezaron a reunir hace casi cuarenta años todos los viernes al mediodía, y a ellos se sumaron bancarios e industriales. Con Luis se van muchas pequeñas historias.