En el barrio de Contrueces, en Gijón, Vital de Andrés Díaz, profesor de inglés y español y de confesión protestante, contabiliza más de una decena de centros de reunión de distintos cultos. Esa diversidad religiosa, cada vez más acusada en las sociedades occidentales, es lo que lleva a José Pablo Noriega de Lomas, profesor de Historia y Filosofía, a plantear un "diálogo interreligioso que puede conducir a una religión universal". Fue una de las cuestiones que salió a relucir en el coloquio organizado ayer por la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, dentro del Máster de Protección Jurídica de las Personas y Grupos Vulnerables y presentado bajo el título "La religión como factor de cohesión o de conflicto en la sociedad actual".

La mesa de expertos, que tuvo lugar en el campus del Cristo y que fue moderado por el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo José manuel Pérez contó con la participación de representantes de varias confesiones religiosas. Además de los anteriormente citados concurrieron a la convocatoria Sarah Álvarez, de la comunidad judía de Asturias; Arsenio Alonso, profesor, teólogo y de fe católica, y Fernando Villa, presidente de la Asociación Alcordanza y musulmán.

"La religión no ha desaparecido, las predicciones de la Ilustración a ese respecto han sido fallidas", hizo ver a lo largo de su exposición Arsenio López. "Entendemos la religión como una fuerza positiva, que produce unas personas pacificadas y poco proclives a la violencia", manifestó Noriega de Lomas, que separó la fe auténtica de las instrumentalizaciones violentas de las religiones. "La relación que el hombre establece con Dios lo hace más bueno y más feliz", subrayó.