Hay que elegir: sumergirse o vadear. Los alumnos del centro integrado de Formación Profesional de Cerdeño están viéndose obligados a atravesar un gran charco o a realizar una compleja maniobra -que incluye ejercicios de equilibrismo- para sortearlo si es que quieren llegar a las instalaciones del recinto educativo, ubicado en el polígono Espíritu Santo.

Los estudiantes, los profesores y el resto del personal del centro educativo criticaron ayer la "dejadez" del Ayuntamiento de Oviedo a la hora de acometer las obras de mejora que el camino precisa para ser transitable en época de lluvias. "Llevamos tiempo avisando y no acaban de ponerse a trabajar", lamentaron los integrantes de la comunidad educativa.

Entre tanto, los vecinos de las localidades de Castañera y Pando, en las inmediaciones de La Morgal (Llanera), tienen dificultades con el camino principal que une ambas localidades, debido a la constante inundación -en la que se llega a formar una verdadera laguna- en un tramo de varias decenas de metros. "Aquí ya no viene ni el cartero", explica uno de los afectados, Balbino Gómez. Tal nivel alcanzan las aguas que este vecino recibió recientemente una carta certificada del servicio de Correos en la que se le indicaba que, a partir de ahora, debería ir a recoger a la oficina de Posada toda la correspondencia, ya que la furgoneta del cartero no puede atravesar la zona inundada.

Efectivamente, hay una parte de la laguna que tiene una profundidad suficiente como para que un automóvil se quede atrapado en ella. Todo comenzó, explicaron los vecinos, a partir de unas obras de remodelación de las piscinas de La Morgal, realizadas hace poco menos de un año. "Estamos convencidos de que con las obras cerraron alguno de los desagües", señala otro de los vecinos, Benigno Suárez, persuadido de que abrir el paso del agua y habilitar un desagüe es algo fácil: "Dos horas con una pala y lo despachan".

También se ha visto afectado por el problema el cura de Lugo, Ignacio Gallo, quien tiene una casa de acogida a la que los autobuses no pueden acceder debido a la inundación, y también por las malas condiciones del resto del camino. Porque los vecinos dicen que en 1,5 kilómetros de trazado entre Castañera y Pando la vía está completamente destrozada. A los enormes baches se suman un puente sin barandillas que atraviesa el arrollo de los molinos, "que es un peligro para los niños", según el cura, y hasta un árbol tirado en medio del camino "que lleva un mes y nadie lo ha retirado todavía". También se forma un gran reguero en la cuneta que, en un tramo del camino colma e inunda las fincas.

El problema es que la titularidad del camino es algo difusa. Según los vecinos, el Ayuntamiento y el Principado se atribuyen mutuamente la obligación de hacerse cargo de algunos tramos. Sea como fuere, piden que se tome una solución para acabar con esta mala situación.