Delimitar la superficie exacta que tiene cada titular de los puesto en el mercadillo del Campillín, señalizarla y exigir que cada uno respete su sitio. Será una de las primeras medidas que tome el Ayuntamiento en su objetivo de poner orden en el caos de organización en que se ha convertido el mercadillo de los domingos en el Campillín.

De esta manera se evitará el descontrol actual, ya que la mayoría de los vendedores reparten sus productos por el suelo sin más criterio que la cantidad de mercancía con la que llegan al rastrillo y la influencia que el vendedor en cuestión tenga entre el colectivo de vendedores

Esta práctica da lugar a que, en ocasiones, quede obstruido el paso a las personas que acuden al Campillín a comprar, curiosear, pasear o dirigirse sencillamente hacia sus domicilios, ya que invaden gran parte de la zona destinada al tránsito.

La delimitación de los espacios de venta serviría al menos como freno a los episodios de enfrentamientos que con frecuencias se dan entre los vendedores a la hora de reclamar un espacio que consideran propio.

Todas estas anomalías fueron trasladadas al concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, por la nueva asociación de vecinos de Santo Domingo Campillín el pasado jueves. "Todo lo que plantearon está lleno de sentido común, y por eso nos pusimos de inmediato a trabajar", admitió el concejal.

Un colectivo que no se opone al rastrillo, según insistió a este periódico su presidente, Marco Antonio Álvarez, pero sí a que se desarrolle como hasta ahora, "de forma muy poco controlada".