El abogado penalista Fernando de Barutell llevó temporalmente al bar La Paloma el material de su trabajo, en especial sus discos duros. Lo hizo como medida de prevención ante la posibilidad de que el edificio en el que tiene su despacho, en el número 60 de la calle Uría, se quemase.

"Los bomberos nos desalojaron del inmueble y creí que lo mejor era pedirle el favor a los del bar de aquí al lado, en la calle Independencia, para que me guardasen algunas cosas", explicó el letrado en la calle mientras esperaba a que los bomberos extinguiesen el incendio del número 58, al lado de su trabajo.

Al cierre de esta edición, los residentes y trabajadores de los edificios colindantes no pudieron regresar a sus casas porque los técnicos municipales las apuntalaron por seguridad, tal y como señaló el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, una vez extinguido el incendio.