En el corazón de la Cordillera Cantábrica se encuentra el Cordal de Murias, con los picos Cueto la Boya, los Pozos, la Teyera y Renorios como alturas más emblemáticas. La naturaleza en las faldas de este cordal se ha visto asaltada por el hombre en busca del carbón, dejando una profunda huella en la zona de Coto Bello, al pie del pico Renorios.

Actualmente esta mina se ha vuelto a cubrir de vegetación y se ha convertido en un inmenso pastizal, donde el verdor destaca sobre el resto del cordal. En esta zona puede disfrutarse de la naturaleza en estado puro y realizar deportes de naturaleza como senderismo, rutas a caballo, ciclismo de montaña o parapente.

La zona superior del río Negro está cubierta por espesos hayedos salpicados de acebos donde la fauna que los habitan es muy amplia. Existen en la actualidad, ejemplares de lobos, buitres, águilas, raposos, zorros, tejones, nutrias, martas, y aves como la paloma torcaz, el zorzal, el neverín, la zapiquera, el gorrión, el petirrojo, el cuco, curruxas y lechuzas. Antiguamente en el valle vivían osos pardos.

Salida desde el monumento a Chechu Rubiera. Iniciamos este cómodo y bello recorrido en la explanada que hay al final de la carretera, en el lugar conocido como Mayau de Renorios, donde se encuentra el monumento al ciclista Chechu Rubiera. Aquí cogemos la pista que sale por detrás del edificio y que nos acerca a la cumbre del pico Renorios, donde sobresalen la antena del repetidor de televisión. Llegamos en unos 20 minutos. Desde la cumbre tenemos una excelente vista de la antigua explotación minera de Coto Bello y de la restauración realizada, donde se aprecian pequeños bosquetes de hayas que no sufrieron la devastación de la mina a cielo abierto. Vemos debajo de nosotros el valle del Aller, con la cantera de Pelúgano bajo las estribaciones de Peña Mea y todo el cordal hasta pico de la Forcada y sobresaliendo por detrás del cordal y un poco al sur este el pico Retriñón. Al fondo del todo sobresale la triangular figura del pico Torres.

El valle del río Negro. Al oeste contemplamos debajo de nosotros la majestuosidad del valle del río Negro, con el pico la Boya, casi en medio del Cordal de Carrraceo, por donde pasa la ruta la Carisa, un poco más al sur el Pico tres concejos y cerrando el valle casi al Sur el Estorbín de Valverde. Descendemos del pico, hacia el sur por una pista que va prácticamente por la línea de cubres , desde donde vemos a la derecha el pueblo de Santibáñez de Murias.

En dirección a la Texera. Pronto enlazamos con una pista, donde debemos girar a la derecha, para seguir en dirección al pico la Texera, que se encuentra al sur. Lo distinguimos porque en una parte de la ladera norte vemos un murallón de piedra, sin ningún signo de vegetación. Llega un momento en que la pista da un fuerte giro a la derecha, para volver a ascender a la cumbrera y luego vuelve a girar a la izquierda. Poco después pasamos junto a la fuente la Xugosa y acto seguido vemos a la izquierda el depósito de aguas.

Poco después volvemos a encontrar otra pista, que ignoramos, siguiendo por la derecha, por la línea de cumbres. Al llegar a la siguiente encrucijada, podemos ir por cualquiera de las dos pistas, es mejor ir por la derecha que bordea el pequeño montículo y que lleva a una pequeña explanada. Seguimos por la pista de la izquierda, desde donde vemos una vaguada cubierta por la hierba. Cruzamos la explanada, abandonamos la pista, y ascendemos ligeramente hasta volver a encontrarla a los pocos metros.

Al llegar a ella giramos a la derecha, llevando el cordal a la izquierda, hasta llegar debajo del pico Texea, al lado del murallón de roca. Seguimos por esta pista hasta el próximo cruce donde giramos a la derecha y alcanzamos la cima donde se encuentra instalado un vértice geodésico y un buzón de cumbres.

Desde aquí tenemos un espectáculo grandioso, teniendo al norte una excelente visión de lo que hemos recorrido y de la antigua mina a cielo abierto de Coto Bello.