Aunque con raíces en la Cofradía del Silencio, nacida en 1945 en la parroquia de Santa María la Real de La Corte, la Real Cofradía del Silencio y Santa Cruz se considera renacida en la Semana Santa de 2001, motivo por el que ayer procesionó por el casco antiguo de Oviedo al cumplirse los quince años de dicha efeméride.

La procesión extraordinaria constó de un solo paso, Nuestra Madre María Santísima de la Amargura, ataviada con un manto blanco, y no con el morado, propio de Semana Santa, según explicó Paloma Frechilla, capataz del paso. Este fue portado por 16 braceros y braceras, y precedido por el estandarte y bandera de la cofradía, que goza del título de "Real" desde el pasado año. La Agrupación Musical del Sagrado Corazón fue la encargada del acompañamiento melódico de la procesión. Al igual que el manto blanco de la Virgen, las cinco damas de mantilla que acompañaron el paso lo hicieron con la cabeza cubierta del mismo color. Hermanos mayores y representantes de las otras cofradías de la Semana Santa ovetense formaron parte del cortejo. El recorrido se inició en La Corte, siguió por San Vicente, Corrada del Obispo, Canóniga y Santa Ana, donde un chaparrón repentino aceleró el regreso por el Tránsito de Santa Bárbara y de nuevo la Corrada del Obispo y San Vicente.