Ni existen pruebas del robo ni tampoco intención de perpetrarlo por parte del procesado. Esta es la conclusión a la que ha llegado el Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo en su sentencia sobre el caso de la sustracción de una pieza del siglo XIV en el Museo Arqueológico de Asturias que se produjo el domingo 19 de junio a primera hora de la mañana. El juez sostiene que el procesado, J.P.P., un hombre de 36 años natural de Viveiro (Lugo), cesó en su tentativa de robo "siendo posible objetivamente continuar la acción iniciada". La Fiscalía pedía para él nueve meses de prisión.

El juez basa su resolución en el artículo 16.2 del Código Penal, que señala la exención de responsabilidad penal para el que desista en la consumación de un delito intentado. La sentencia considera que el autor de los hechos desconocía que estaba siendo observado por los vigilantes y que, antes de abandonar el Museo, decidió dejar el objeto sustraído, un bolaño de diez kilos de peso datado en el siglo XIV, en el pasamanos de la escalera de incendios.

En la vista oral celebrada la semana pasada sin la presencia del procesado -innecesaria cuando las penas que se piden son inferiores a dos años- el abogado de la defensa, Jesús Álvarez Azurmendi, alegó que su cliente accedió al Museo tras "haber bebido y fumado alguna droga". El letrado sostuvo en el juicio que la actitud del por entonces acusado debía ser valorada más como "un acto incívico que como un delito", ya que su comportamiento mientras se producían los hechos no era "el que se espera de alguien que quiere hurtar un objeto".

La sentencia del juzgado de los penal número 4 de Oviedo establece la absolución del procesado J.P.P. y que las costas procesales sean declaradas de oficio, aunque no es firme, con lo que la Fiscalía podría interponer un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Oviedo en caso de querer continuar con el proceso por la vía penal. El Museo Arqueológico de Asturias también tiene derecho a exigir la responsabilidad civil del procesado por los daños causados en la pieza valorada en 2000 euros y cuya reparación, según la directora general de Patrimonio de la Consejería de Educación y Cultura, Otilia Requejo, está tasada en 500 euros.