El viaje del árbol 982, un ejemplar valorado en 68.000 euros, sintetiza la historia reciente de los jardines del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias). Jesús Menéndez, jefe del Servicio de Obras de la Consejería de Sanidad y coordinador del proyecto de construcción del complejo hospitalario, explicó ayer, en una jornada organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos en el HUCA con motivo del Día Mundial del Urbanismo, cómo fue retirado de la parcela donde se iba a levantar el nuevo hospital, desenraizado con una grúa y trasladado a un vivero para volver a ser replantado en el recinto ajardinado del nuevo hospital. Miguel Crespo y Daniel Simarro son arquitectos de Gispasa, la sociedad pública regional para la gestión de las infraestructuras sanitarias, y los responsables del proyecto de jardinería del HUCA y fueron los protagonistas de esa jornada sobre urbanismo. En su intervención volvieron a retomar la historia del árbol 982 y, además, anunciaron que el año que viene, tras el fracaso inicial, intentarán de nuevo hacer crecer una pradera en torno a los edificios hospitalarios.

El Colegio Oficial de Arquitectos decidió dedicar a los jardines del complejo hospitalario de La Cadellada el Día Mundial del Urbanismo, que se celebraba ayer en treinta países y con el que se pretende promover la planificación de ciudades y comunidades sostenibles.

Miguel Crespo explicó, en el salón de actos del HUCA, cómo en octubre de 2013 Gispasa recibió el encargo de diseñar los jardines del hospital. Él y su compañero Daniel Simarro fueron los encargados de desarrollarlo. "Queríamos un gran parque con una doble visión, un proyecto de alta calidad paisajística y bajo mantenimiento", explicó. Además, contó que se propusieron "recuperar especies autóctonas, abrir el espacio a la ciudad y sobre todo zonificar los jardines según los usos tradicionales de la parcela".

Así, refirió que en la ladera norte de la parcela que ahora ocupa el HUCA había restos de bosquecillos, que decidieron conservar además de trabajar para conseguir "la permeabilidad" de esa área con la ciudad". Hacia La Cadellada, en los jardines que estaban orientados hacia el sur y el oeste, había 320 árboles, que fueron trasladados a un vivero.

Los dos arquitectos encargados del diseño de los nuevos jardines pensaron en una pradera que no requiriera muchos cuidados y que variara de aspecto con el paso de las estaciones. "Lo que queríamos era una pradera que verdeara, que pardeara y que se pusiera amarilla... no un 'green' siempre verde", comentó Crespo. Bastaría con hacer dos o tres riegos al año, explicó, excepto en la entrada del centro hospitalario, donde se ha reservado espacio para un césped más cuidado.

El primer intento de lograr esa pradera, que muestran en unas fotos con la hierba alta y salpicada de flores silvestres, fracasó, según contó el arquitecto, pero el año que viene repetirán. "En 2017 vamos a volver a intentar lograr un césped que sea autónomo y de fácil mantenimiento", adelantó. Los primeros cinco años después de replantar los árboles y de emprender los trabajos para hacer crecer la hierba son críticos.

Para los patios interiores Crespo y Simarro optaron por abedules, helechos y hayas, todas especies autóctonas. Los jardines de cada uno de los cuatro patios están dedicado a una estación del año. "Introduciendo una experiencia dinámica en el corazón del HUCA", explicaron. Para "vestir" los 130.000 metros cuadrados de jardines del HUCA se han invertido 1,2 millones de euros.

"El valor de los árboles aviverados supera los tres millones de euros", comentó Miguel Crespo. El propósito es que los ejemplares regresen al lugar en el que estuvieron y entre ellos es de esperar que esté el árbol 982.

Ayer, entre el público, el consejero de Sanidad, Francisco del Busto, siguió parte de las charlas, que se completaron con un recorrido por el exterior del HUCA y por los patios ajardinados.

También intervino en el acto Rafael Ovalle, asesor especialista en paisajismo y jardinería.