Veinticuatro personas arrojaron ayer algo de luz sobre las circunstancias que rodearon el asesinato del pequeño Imran hace tres años en Oviedo. Ése fue el número de testigos indirectos que comparecieron en una de las salas de vistas de la Audiencia Provincial durante la tercera sesión del juicio sobre el llamado "crimen de la maleta". El jurado popular pudo hacerse una clara idea de cómo fue la detención de los dos acusados, Fadila C. y David F. (la madre del niño fallecido y su entonces pareja), cuando la Policía Nacional los apresó en León después de permanecer varios días en busca y captura. "El chico se puso de rodillas con las manos en la cabeza y dijo: "He sido yo, ella no tiene nada que ver' ".

Lo contó uno de los agentes que les puso las esposas aquel día en un parque tras haber sido alertados por el 112. El Servicio de Emergencias había recibido la llamada de "dos personas reclamadas judicialmente que querían entregarse". Según este policía, Fadila preguntó varias veces qué estaba pasando y sostenía un peluche en el regazo. "No entiendo nada", dijo la joven antes de subir al vehículo policial. A preguntas de los agentes, aseguró que había ido a ese parque con David porque habían quedado con su cuñada para que les entregara a Imran. "Cuando le explicamos lo que ocurría, se quedó callada, estaba extrañamente tranquila y no la vi llorar", declaró el testigo policial ante la jueza y el jurado antes de añadir: "Soy padre, si me dicen eso a mí estaría mucho peor. La verdad es que me desconcertó su actitud". Lo mismo sostuvo el médico que la atendió en Oviedo después de la detención y el traslado desde León. "Le di un tranquilizante porque se puso a llorar, aunque no en la medida esperable tras saber que su hijo estaba muerto. Mi reacción hubiese sido mucho más violenta".

La tercera jornada del juicio fue la única que se desarrolló sin incidentes. Un ataque de ansiedad de Fadila -que se abalanzó sobre su exnovio presa de la ira- obligó a la jueza a suspender la sesión del día anterior y dejar en espera a siete personas que estaban citadas a declarar. Por ejemplo, una hermana de la acusada que ya había comenzado a testificar, pese a no estar obligada a hacerlo por tener parentesco directo con ella. Así, desde ayer y de ahora en adelante, dos policías se sientan en medio de Fadila y David para evitar agresiones y velar por la seguridad de la sala.

La chica defendió a Fadila a capa y espada ante el jurado popular destacando el amor que sentía por su hijo a través de una terrible escena que asegura vivió en la cárcel de Villabona cuando su hermana ya estaba presa. "Le enseñé una foto de Imran muerto porque no acababa de creerse que hubiese fallecido y se desmayó, le salía espuma por la boca".Malos tratos

Otra testigo apuntó sin ningún género de dudas que Fadila había sufrido malos tratos, al menos cuando vivía con su hijo y David en la calle Vázquez de Mella. Declaró que la noche del 14 de octubre de 2014 (un mes antes de que Imran fuese encontrado dentro de una maleta tirada en el apeadero de la Argañosa) llamó a la Policía al oír golpes y gritos de auxilio. "Está clarísimo que a esa mujer la estaban pegando porque exclamó, '¡Socorro!, déjame, me vas a matar' ". Sin embargo, la propia Fadila se lo desmintió a los agentes que acudieron a su domicilio argumentando que gritaba "porque estaba manteniendo relaciones sexuales con su novio".

Los acusados afrontan sendas peticiones de la Fiscalía de 33 años y cinco meses de prisión por asesinato, maltrato habitual en el ámbito familiar, lesiones y profanación de cadáver.