Oviedo se pone manos a la obra para eliminar las pintadas de las fachadas de los edificios del casco antiguo de la ciudad. Los graffitis estampados en los muros del Arzobispado, el palacio de Inclán Valdés o en la plaza del Sol tienen los días contados, según el plan del Ayuntamiento. Las primeras actuaciones están destinadas a limpiar el casco antiguo, las zonas turísticas y los edificios protegidos de interés como el entorno de La Foncalada.

"Nos vamos a centrar en las áreas sensibles al turismo", indica el concejal de urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo. Una empresa trabaja en el diagnóstico del estado de las fachadas y en la medición de los metros de superficie que ocupan las pintadas. Tras esta fase inicial, en la que también se harán fotografías, un equipo especializado procederá a restaurar las fachadas. Para su retirada se pondrán en práctica diversas técnicas y se aplicará una capa de pintura. "La idea es, más adelante, ampliar la actuación a los barrios y otras zonas de la ciudad", sostiene Fernández del Páramo.

Las comunidades de vecinos podrán beneficiarse del plan. Para ello, deben autorizar a la administración la actuación sobre su propiedad.

Para este proyecto, el Ayuntamiento cuenta con un presupuesto de 100.000 euros; de los cuales 30.000 ya estaban incluidos dentro de los presupuestos de este año y otros 70.000 euros proceden del remanente de tesorería.

A los graffitis estampados en las paredes del casco histórico se sumaron el último mes nuevas pintadas contra el turismo en los muros de la iglesia San Isidoro el Real y en la plaza del Paraguas. Ambas ya fueron limpiadas. Para Rubén Rosón, concejal de economía y empleo, "Oviedo no tiene turismo masificado y las pintadas son fruto del vandalismo".