"Estaba durmiendo, se metió en mi cama, empezó a tocarme los pechos, a bajarme los pantalones, me sujetó los brazos y me penetró". Así relata la última víctima de Félix Vidal Anido, más conocido como "el violador del estilete", la agresión sexual sufrida el 22 de diciembre y denunciada el pasado lunes, que ha devuelto al depredador gallego a la cárcel. La supuesta agredida, una joven de 25 años, atendió ayer a LA NUEVA ESPAÑA indignada con la defensa que del agresor hizo, a través de este diario, M. A. P. F., la pareja del "violador del estilete".

A esta última y al otro hombre con el que compartían piso en la calle Martínez Vigil los demandó también por pegarle y robarle objetos de valor un día después de ser violada. Sobre su tardanza a la hora de interponer la denuncia, justo un mes, reconoce que fue por miedo: "dijo que me mataba si lo contaba".

La joven quiere zanjar todas las dudas sobre su testimonio y por ello ayer se ofreció a contar todo lo ocurrido con pelos y señales. Fue en noviembre cuando conoció al hombre que pasó 32 años en la cárcel de Asturias por 54 violaciones hasta 2013, al trasladarse a vivir a la calle Martínez Vigil. La joven decidió emanciparse por recomendación de una asistenta social y buscó por internet una pensión económicamente asequible. Fue entonces cuando se trasladó a vivir a un piso compartido con Félix Vidal, la novia de éste y otro hombre. No sabía que era el "violador del estilete". Ni siquiera había oído hablar de él.

La denunciante asegura que durante un mes la convivencia fue normal. Hasta el pasado 22 de diciembre. Esa noche, cuenta que se había medicado. "Tomé pastillas para dormir y estaba aturdida". Asegura que Félix Vidal se coló en su habitación del piso que compartían los cuatro adultos. Gritó tratando de alertar a la novia del violador. "Estaba drogada, fumando caballo -heroína- y ni se inmutó, como si no pasara nada", narra la supuesta víctima.

Explica también cómo al día siguiente "el violador del estilete" le reclamó para mantener relaciones sexuales. "Me llamó, me dijo que estaba en el baño y que pasara a verle, pero me negué", indica.

Sin embargo, mantuvo en pie el plan de desplazarse con él hasta Moreda, donde la chica iba a mudarse, junto a la novia de Félix Vidal y el otro compañero de piso, un hombre de mediana edad. Buscaban un alquiler más barato y el agresor quedaría en Oviedo, donde hacía algunos trabajos.

El primer día en la cuenca del Caudal iba a ser una pesadilla para ella. Asegura que sus dos compañeros de piso le golpearon y le robaron. "Me quitaron dinero, el móvil, joyas, un cuadro de mi abuelo y una tablet", cuenta.

Dice que tiene numerosas pruebas de aquella paliza. La primera, que fue atendida por la Guardia Civil. La segunda, que fue trasladada al Hospital Álvarez-Buylla de Mieres. Allí le trataron de sus contusiones y decidieron ingresarla el día 24 en la unidad de Psiquiatría. "Precisé atención especializada por el trauma que me generó la violación", explica.

Fue tras ese ingreso cuando le contaron en el centro sanitario el pasado de su supuesto violador. "Hasta que no me lo dijeron allí no tenía ni idea de que tuviera ese problema", reconoce la joven, que permanecería ingresada en Psiquiatría hasta el 8 de enero.

Superado su ingreso, la chica volvió a fijar su residencia en Oviedo, de nuevo en un piso compartido, propiedad de los mismos arrendatarios que el de Martínez Vigil, pero en otro punto de la ciudad. Todavía tuvieron que pasar dos semanas hasta que se decidió a denunciar, animada por su psiquiatra. "No lo hice antes por miedo, porque sus amenazas parecían ir muy en serio", comenta sobre el tono violento del agresor mientras consumaba la que sería la violación número 55 de su historial.

"Estoy en mis cabales"

La chica ve especialmente injusto que traten de dar una imagen suya equivocada. "Estoy en mis cabales y sé perfectamente lo que hago", indica ofendida por que se refieran a ella como una discapacitada. Admite padecer problemas psiquiátricos y tener una minusvalía reconocida. "No soy tan cruel como para presentar una denuncia falsa. Quieren dar una mala imagen mía para que la gente no me crea", avisa, especialmente crítica con la mujer de Vidal. "Mejor contaba a la prensa sus problemas con las drogas y el alcohol", sentencia muy molesta con la situación.