La parálisis cerebral de Marcos González, de doce años, solo le permite un movimiento lateral de la cabeza. Pero ayer pintó un cuadro siguiendo el ritmo de la música de Disney interpretada por un cuarteto de música compuesto por maestros de la OSPA.

Ana Mayoral, jefa de estudios del colegio Ángel de la Guarda, utilizó el mecanismo giratorio de un reloj y le colocó pinceles. Marcos escuchaba la música y dejaba girar los pinceles sobre un papel hasta que con un movimiento de cabeza apretaba el pulsador adosado a su silla de ruedas y paraba. El cuadro resultante era una suerte de mandala colorista.

González fue uno de los alumnos de entre 3 y 21 años que participaron en una actividad de painting organizada por el colegio con la colaboración de la Sinfónica Asturiana. Cada niño tiene sus peculiaridades y por eso el profesorado se esmeró en que todos pudiesen participar y pintar. El dispositivo de Marcos era quizás el más llamativo pero había muchos más. Unos tenían ratones de bola para pintar en sus ordenadores, otros lo hacían con ratones que manejaban con la mirada y otros con sus manos sobre las tablets. Los había que no utilizaban más tecnología que un pincel o simplemente usaban pintura de dedos. El objetivo no es otro que todos los niños participe en todas las actividades. Es algo en lo que insiste el director del colegio, Alfredo Llaneza.

El centro de educación especial, dependiente de la Asociación de Ayuda a las Personas con Parálisis Cerebral (ASPACE), se sustenta en tres patas: "innovación, rehabilitación y excelencia". En este entorno se enmarcan las actividades como la de ayer. La profesora de música, Patricia Orviz, contactó con la OSPA para proponer que los músicos acudiesen al colegio para tocar composiciones conocidas por los alumnos y que ellos fuesen representando lo que escuchaban "sin ninguna pauta previa". El objetivo no era pasar un rato entre música y pinceles sino "desarrollar las competencias digitales, culturales y sociales de los alumnos", en palabras de Orviz, y todo ello dentro del programa formativo de los chicos, es decir, dentro del curriculum de estudios.

Sabine Lohez (violín), María Rodríguez (violín), Steve Wright (viola) y Marta Martínez (chelo) fueron los encargados de poner la música. Los maestros de la OSPA acuden voluntariamente a este tipo de actividades y ayer cumplieron una vez más con lo esperado por los niños del colegio Ángel de la Guarda.

Los niños pintaron con todos los sentidos y con mucho sentimiento. En apenas unos minutos muchos de ellos habían acabado ya sus obras. Seguían el ritmo con las manos, con la cabeza, con las piernas y durante 45 minutos se concentraron para llevar al papel y la pantalla todo lo que la música les transmitía.