Contra el Almería y contra los fantasmas. El duelo del domingo en el Juegos Mediterráneos supone para el Oviedo una oportunidad única de lanzarse a los puestos de honor de la tabla. Pero también es ocasión propicia para sacudirse algunos miedos. El de los partidos fuera de casa es el más evidente. Jugar lejos del Tartiere está mostrando una cara muy diferente de los azules respecto a los partidos en casa. El reflejo en los puntos es evidente: El Oviedo lleva 40 en casa y 19 fuera. Generelo ya mencionó el objetivo en los días previos a recibir al Mirandés: "El paso adelante debemos darlo fuera de casa". Almería, que vive unos días de inestabilidad con el despido de su tercer entrenador, es el objetivo deseado.

La última victoria a domicilio fue el 13 de diciembre de 2015, en el complicado escenario de Anduva. Aquella tarde, el equipo entrenado por Egea tuvo que remontar un gol en contra para, gracias al acierto de Toché, acabar imponiéndose por 1-2 al Mirandés. Aquel triunfo supuso la irrupción de los azules en la zona de play-off, un lugar que desde entonces no han abandonado.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, demasiado para un equipo que nunca ha renunciado al ascenso directo. Por eso, con dos partidos aún por disputarse fuera de casa, el sentir que nace en el vestuario es firme: el equipo debe dar el salto fuera de casa. La victoria en Almería es la única solución que baraja el club azul ya que le ayudaría a cubrir un par de objetivos. En primer lugar, permitiría a los azules seguir vigilando los dos primeros puestos de la tabla. El ascenso directo se ve como algo lejano pero nadie lo ve como imposible viendo la trayectoria errática de los rivales por los primeros puestos. Si finalmente no se lograra acceder a los dos primeros puestos, una victoria fuera refrendaría al equipo de cara a un hipotético play-off.

Los frecuentes tropiezos entre los equipos de arriba hacen que sea aún más importante sumar con regularidad. Además, en la próxima jornada se dan un par de enfrentamientos entre rivales directos en los que los azules pueden salir beneficiados. El Nàstic, tercero, visita al Zaragoza, cuarto, en el duelo más atractivo a priori de la jornada. Y el Córdoba, noveno a cuatro puntos del Oviedo, recibe al Elche, octavo a tres. El que no gane puede salir tocado de sus aspiraciones de ascenso.

Si para el Oviedo la competición cobra importancia en el tramo final, para el Almería la cita es aún más trascendental. Los azules luchan por una ilusión mientras que los andaluces lo hacen por evitar el desastre. La situación en la tabla, después de tres derrotas consecutivas, ha empeorado y el Almería ocupa en estos momentos puestos de descenso, con 40 puntos, a tres de la salvación. La crisis se ha cobrado otra víctima. Gorosito es el tercer entrenador destituido en el club andaluz esta temporada, después de Sergi y Carrillo.

Alfonso García, presidente de la entidad, ha decidido que sea Fernando Soriano el que se haga cargo de la plantilla. Después de 10 años como futbolista del primer equipo almeriense (solo interrumpidos por una campaña en Osasuna), Soriano ha decidido aceptar el reto y acelerar su retirada como futbolista. Esta temporada había participado en 23 partidos, 11 como titular. Su paso a los banquillos recuerda al proceso seguido por Generelo, aunque en el caso del almeriense se produce de una forma más repentina.

El entrenador asume el cargo con la ilusión de poder darle la vuelta a la situación. "Yo haría todo lo que esté en mis manos para sacar esto adelante y tengo ganas y motivación para pelear", explicó en la radio oficial del club cuando se anunció su contratación. La labor de Soriano será la de sacar al equipo rojiblanco del pozo: "Es difícil pero hay opciones. Estoy convencido de que podemos logarlo aunque hay poco margen de error y escaso tiempo por delante. Intentaremos apoyarnos en el trabajo de Gorosito y aportar cosas nuevas".