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Siempre con el balón a cuestas

"El que ha vivido un ascenso a Primera con el Oviedo no lo olvidará nunca", dice Juliá, exjugador azul nacido en Gerona y afincado desde hace 25 años en Murcia

Xavi Juliá, a la izquierda, en un partido del Oviedo frente al Elche. LNE

Xavi Juliá nació en Gerona, pasó muchos años en la cantera del Madrid, jugó sus mejores años como futbolista en el Oviedo y lleva 25 viviendo en Murcia. Siempre, en un lugar o en otro, su vida ha tenido que ver con el fútbol, un deporte que le ha dado casi todo y del que no se cansa. Después de dejar la práctica del fútbol ha entrenado y ha sido director deportivo y secretario técnico en varios clubes. También fue presidente de la ya desaparecida Asociación Española de Entrenadores, entre 2000 y 2014. Y es que a Juliá lo que le gusta es el fútbol y hasta los estudios que decidió realizar están relacionados con este deporte. Es fisioterapeuta y está especializado, como no podía ser de otra manera, en fisioterapia deportiva.

"El fútbol ha sido mi vida", explica el que fuera delantero azul entre 1985 y 1991 en una conversación telefónica con este periódico. La vida, el fútbol, le han llevado a vivir lejos del sitio donde nació. La última temporada que estuvo en activo, la 1992-93, la jugó en el Murcia, entonces en Segunda B, y en esa ciudad se quedó a vivir, formó una familia y echó raíces.

A Juliá le tocó vivir en el Oviedo el final de una época no demasiado brillante y el inicio de una de las mejores en la historia azul. Estuvo en el equipo que, en la temporada 1986-87, no descendió a Segunda B porque la Segunda se reestructuró y también en el que la temporada siguiente logró un ascenso a Primera que jamás podrá olvidar. Xavi Juliá, ese delantero que tan bien se complementaba en el campo con Carlos, seguía en el Oviedo cuando logró clasificarse para disputar la Copa de la UEFA y ya se había ido cuando tuvo lugar la eliminatoria ante el Génova.

"Tras dejar el fútbol empecé a entrenar y a alternarlo con el trabajo de fisioterapeuta", explica el exfutbolista. Durante una etapa tuvo que dejar el oficio de fisioterapeuta que ahora trata de retomar. Y es que no siempre hay tiempo para todo: "En el 2004 monté una escuela de fútbol base, también hice labores de director deportivo dos temporadas en el Girona, he entrenado a clubes de la zona como el Águilas, el Bala Azul, el Pinatar, el Cartagena o el Orihuela". Cuando era entrenador del Águilas, que estaba en Tercera, se llevó a dos excompañeros suyos en el Oviedo, Berto y Luis Manuel, que agotaban sus últimos años de fútbol.

En Murcia también colabora con medios de comunicación para analizar y comentar partidos. En esa faceta le toca muchas veces fijarse en lo que hace su Oviedo. Llegó a comentar en una emisora local el partido de la fase de ascenso a Segunda B que enfrentó al Caravaca con el Oviedo. Una eliminatoria de ingrato recuerdo para la afición azul.

De su etapa como futbolista azul reconoce que vivió dos épocas muy diferentes: las dos primeras fueron difíciles pero después llegó el ascenso, al que él contribuyó con el primer gol en el 2-1 del partido de ida, y los años en Primera. "Cualquier jugador que haya subido con el Oviedo a Primera no lo olvidará nunca. Cómo lo celebramos, la semana que pasamos. Nos tocó una promoción delicada ante un Primera como el Mallorca, que tenía un equipazo; pero en mi opinión nosotros éramos mejor equipo por la ilusión que teníamos. A eso no nos ganaba nadie", añade.

Un época gloriosa que le hizo vivir con desasosiego los malos tiempos de después: "Nunca he podido entender que el Oviedo, con la fuerza que tiene por la cantidad de gente que lo rodea, entrara en esa situación. Aquí al Murcia le está pasando algo parecido". Para los dos clubes tiene un consejo: "Es importante, esencial, no volverse loco fichando y atender a la cantera, que puede generar recursos. Un equipo tiene que ser viable por sí mismo".

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