Héctor Verdés tiene sus ritmos, así que no conviene precipitarse con las conclusiones. El martes, el central se entrenó con sus compañeros desde el principio, aunque guardó reposo cuando tocaba jugar el partidillo. Ayer, sin embargo, le tocó descansar. Saltó al césped de El Requexón aunque se mantuvo al margen, en la banda, sin contacto con el balón. Con el zaguero, propenso a las lesiones musculares, hay que tener especial cuidado. Por eso, Hierro esperará a comprobar su evolución en las próximas sesiones para saber si puede ser de la partida ante el Zaragoza. Respecto a Linares, el otro tocado que se perdió el choque de Tarragona, hay menos dudas: está listo para el duelo.

La evolución del delantero es la inversa a la de Verdés. Linares no trabajó el martes pero sí lo hizo ayer. Completó toda la sesión demostrando que las molestias están superadas. Fue la novedad en una sesión en la que el susto lo dio David Fernández. Tras un ejercicio con balón, el zaguero salió del terreno de juego a estirar la zona del gemelo. Fue Fernando Hierro el que le mandó parar por precaución: en el caso de que Verdés no llegue a tiempo, el madrileño se antoja esencial como acompañante de Costas en el centro de la defensa.

En el entrenamiento volvieron a ausentarse Héctor y Varela, mientras que Ortiz y Borja Domínguez aparecieron por el césped en el tramo final para seguir con sus recuperaciones con Nacho Gonzalo, el readaptador.