Hierro tenía muy claro el mensaje que quería lanzar antes del partido de mañana (21 horas) frente al Zaragoza. Tanto que, en la rueda de prensa que ofreció ayer en El Requexón, el malagueño empezaba a contestar antes de que se le acabara de formular la pregunta. El malagueño sabe aguantar el tipo y mantener la calma hasta el punto de que sus respuestas parecen más contundentes leídas que escuchadas. Con mucha tranquilidad, usó expresiones como "sacar el ventilador", aseguró que en el Oviedo hay tantos entrenadores -"casi 200.000"- como seguidores tiene el club en Twitter y zanjó cualquier posible comparación de la pasada temporada cuando, tras un mal final, el Oviedo se quedó fuera de la promoción, una posibilidad que puede suceder este año: "¿Por qué vamos a comparar, por qué tenemos que comparar? Lo que pasó el año pasado pasó, no se dan las circunstancias, no están los mismo 25 actores principales, que son los jugadores, no están los mismos entrenadores, es otro año, no tiene nada que ver y por lo tanto yo no comparo", dijo.

El entrenador también quiso echar un capote a sus jugadores, reconoció que "hay días que están más acertados y días que están menos acertados" y destacó su profesionalidad: "Les miro a la cara y veo que ellos dan el 100%, que quieren, que se dejan la vida, que entrenan todo los días bien y compiten bien. No tengo nada que reprocharles", dijo.

También les llamó a filas para la batalla que les toca librar en las cuatro jornadas que quedan de Liga: "Toca dar todos el 120%, no buscar justificaciones". Y, a continuación, sacó a pasear el "ventilador", sin dejar demasiado claro a qué se refería: "Aquí es muy fácil para todos sacar el ventilador, todo el mundo lo tenemos muy fácil; siempre mirar al de al lado, responsabilizar al de al lado, pero creo que ese no es nuestro papel". El papel que les toca, dijo, es dar ese "120%" que, al menos, les permita decir que hicieron todo lo que estuvo en sus manos por alcanzar la promoción de ascenso: "Nuestro papel es dar el 120%, quedarnos con la conciencia tranquila de que lo hemos dado todo".

Se le notó a Hierro que la comparación con la pasada campaña no le gusta nada: "Jamás voy a comparar, las rachas, las estadísticas están para romperse. No podemos vivir de lo que pasó el año pasado, ni para lo bueno ni para lo malo. No comparo jamás. Si no están los mismos jugadores, ni los mismos entrenadores, por qué nos tenemos que agarrar a eso, por qué no nos podemos agarrar a un tiempo nuevo o a una visión nueva y ser positivos. En la vida hay que ser optimista y positivo; yo siempre pienso que todo va a salir bien".

El técnico azul habló hasta de "filosofías de vida": "Si te pones a pensar, hasta el fin de semana pasado eran 114 puntos los que se habían jugado. Tenemos 54, hemos perdido 60 desde el primer partido de Liga en Valladolid. ¿Qué haces? Pensar en dónde podrías tener cuatro, cinco, seis, siete puntos más". Eso para Hierro es "buscar justificaciones" y "a mí no me gusta buscar justificaciones; me gusta vivir de la realidad y la realidad es que tenemos doce puntos por delante y que tenemos que ganar todos los posibles". Darle vueltas a lo que ya pasó es algo que no entra dentro de esa filosofía de vida de Hierro. Otra cosa que tampoco le gusta es dar nada por imposible. Uno de los ejemplos que puso está en su trayectoria como futbolista y otro en el pasado ascenso de Osasuna: "Como jugador he perdido dos ligas en Tenerife dependiendo de mí, de mi equipo. El año pasado todo el mundo sabe que aquí hubo un último partido y Osasuna se metió por un gol y acabó subiendo. Es fútbol". Por eso, resaltó, "a la afición le digo que su sueño es el nuestro, que ojalá les demos la posibilidad y peleemos por ello".

Lo que sí que le gustaría al entrenador del Oviedo de aquí en adelante es que su equipo se pareciera más al de la primera parte ante el Nástic, que se puso 0-2, que el de la segunda, cuando los catalanes fueron capaces de empatarles: "Fuimos dos equipos totalmente diferentes. En la primera parte un equipo con los conceptos y con las ideas claras; en la segunda nos faltó personalidad y tranquilidad con el balón".