Hace algunas semanas que Diegui Johannesson mascullaba la celebración, Quería tener un detalle con Islandia, la tierra de su padre y la selección que le permitió estrenarse como internacional, tras lograr su pase al Mundial que el próximo verano se disputará en Rusia. Había pensado que si marcaba un gol, si estrenaba su cuenta goleadora con el Oviedo, lo celebraría con el ritual que la selección islandesa puso de moda en la pasada Eurocopa. Cuando el zurdazo se coló en la portería, se aproximó al fondo norte y empezó a aplaudir, brazos en alto, de forma acompasada. "Fue una 'haka' islandesa, una dedicatoria por su clasificación al Mundial", explica el asturiano con orgullo.

Para Johannesson fue una tarde completa. El Oviedo regresó a la senda de la victoria, el asturiano volvió a sentir la fuerza del Tartiere y finalizó su actuación con el tanto que cerraba el partido. "Fue perfecto, sí, con un ambiente espectacular, como siempre", indica antes de revelar qué le pidió Anquela: "Que fuera profundo, que ayudara en defensa y que hiciera desmarques de ruptura". Y así lo hizo. Mariga robó y vio el desmarque de su compañero, le filtró una pelota en el área y Johannesson cruzó con la zurda a la red.

Ahora, la tabla se ve con otros ojos, aunque el internacional islandés insta a la calma: "Esto es muy largo. Una semana parece que estás en el infierno y, después, ganas dos partidos y te metes en la zona de ascenso. Hay que tener paciencia porque estoy seguro de que al final llegarán los resultados".