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Verbena en Los Pajaritos

Las opciones matemáticas del Oviedo de lograr el play-off son inversamente proporcionales a su fiabilidad en el tramo final de Liga

Verbena en Los Pajaritos

Opciones de alcanzar el play-off todas pero la confianza en que cumplidas las 42 jornadas lo consiga mengua con partidos como el de Soria o el disputado en el Tartiere frente al Valladolid. O mucho cambia el desempeño de los azules en las cinco fechas que quedan de competición o estamos ante otra campaña en lo que el equipo vuelve a tirar por la borda todas sus opciones en último tramo cuando los puntos valen lo mismo pero cuestan el doble de ganar por lo mucho que se juegan todos, unos por arriba y otros por abajo.

Los goles encajados en Los Pajaritos son de verbena, dentro del área pequeña o casi y alguno procedente de un balón parado que, sabido era, suponía una de las bazas de un rival muy serio, sobre todo en tierras castellanas. El equipo fue incapaz de aprovechar las buenas intervenciones de Alfonso. Da igual jugar con dos, tres o con trescientos centrales que los más listos, últimamente,siempre son los rivales, tengan o no un 9 que las enchufe porque si el Valladolid o el Zaragoza se aprovecharon de tener delanteros centros de referencia, como Mata o Borja Iglesias, ayer el Numancia tiró de un Valcarce que llevaba dos tantos en lo que va de temporada y en la matinal soriana marcó otros dos, uno de ellos de cabeza, anticipándose con su baja estatura a una defensa tan poblada como incapaz. Patético. Da la impresión de que el equipo está tieso, le falta frescura y claridad de ideas en todas las líneas y el rival de turno ya sabe de memoria que con tapar a Berjón tiene gran parte del trabajo hecho para abortar la ofensiva del equipo del Tartiere. Demasiado previsible. Aarón está desconocido y Fabbrini muy lejos de ser el Samu del Real Oviedo como se nos vendió durante los meses que estuvo en el dique seco por una lesión ciertamente complicada.

Dicho esto, nada está perdido. Quedan 15 puntos y todo es posible pero conviene no dejar los deberes pendientes por más tiempo porque de lo contrario en junio no quedará otra que ver los play-off por la tele, otra temporada más. El próximo domingo, a las cuatro de la tarde, llega la primera final, ¡ojalá sigan otras ocho!, sería buena señal pero para lograrlo no estaría de más salir a por el partido y no a jugar a una victoria mínima porque, datos cantan, el Real Oviedo falla demasiado y no puede confiar en mantener la puerta a cero y aprovecharse de un despiste porque está claro que los azules se llevan la palma si hablamos de errores, desajustes o detalles que siempre son aprovechados por los contrincantes. Toca espabilar porque si no el balance de temporada estará irremediablemente más cerca y muy lejos de ser bueno con todo lo que eso conlleva.

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