Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

La tercera edición del mercado de primavera de los quesos artesanos celebrada ayer en Pola de Siero fue un éxito rotundo de público. En cuanto a las ventas, la presidenta de la Asociación de Queseros Artesanos de Asturias, Isaura Souza, aseguró que se vendió menos que el año pasado, quizá porque de 18 puestos se pasó a 24, y había que repartir la clientela entre más vendedores.

Con todo, los productores se mostraron satisfechos por el resultado de la feria, y han asegurado que estarán en la Pola en la próxima edición.

La feria llevaba aparejadas diversas actividades paralelas. Una de ellas, la cata ciega de quesos, tuvo un éxito rotundo. Consistía en probar seis tipos diferentes de queso y tratar de acertar con su procedencia. Participaron más de trescientas personas, hasta que se agotaron todas las muestras para probar.

Por otra parte, los visitantes de la feria tuvieron la oportunidad de aprender a cocinar platos fáciles y originales, lógicamente, con el queso como producto estrella, en una lección impartida por el director de cocinas de Crivencar-Tierra Astur, Luis Nel Estrada.

Concretamente, elaboró crema de Cabrales con crujiente de jamón; carpaccio de gamonéu con orégano y reducción de vino de la Tierra de Cangas; queso de cabra «albardáu» en cecina con vinagreta de sidra, y endibias con afuega'l pitu y vinagreta de sidra.

Asimismo, aprovechando el tirón de la feria, se celebraron las primeras jornadas gastronómicas de los quesos asturianos, que contaron con la participación de diez establecimientos hosteleros. Esta iniciativa fue un éxito. En muchos de los restaurantes se ocuparon todas las plazas.

Además, se celebraron charlas y exposiciones en torno al producto estrella, que tuvieron también muy buena acogida. La intención de los organizadores de la feria, el Ayuntamiento de Siero y la Asociación de Queseros Artesanos de Asturias, es seguir en la misma línea de este año, con actividades complementarias que puedan enriquecer el mercado y que den un mayor atractivo a la celebración de la feria. En próximas ediciones se estudiará aumentar dichas actividades e intentar centralizarlas lo más posible en un lugar, para que resulte más cómodo para las visitas.

La prueba evidente de que la feria funcionó se podía ver por las calles de Pola de Siero. Era raro ver a un grupo de gente sin que al menos una persona llevase consigo una bolsa con algún queso. Los había para todos los gustos, desde las estrellas como el cabrales, el gamonéu o el afuega'l pitu hasta las producciones más modestas, que ayudan a enriquecer un sector en indudable auge.