Si hay un nombre que, para siempre, está ligado a la investigación sobre el asesinato de García Lorca, ese es el del hispanista irlandés Ian Gibson. Su figura, indiscutible, ha eclipsado de alguna manera otras investigaciones que se realizaron años antes y que, como el propio Gibson reconoce, le aportaron algunas claves para acercarse a un misterio que, aún hoy, sigue planeando sobre las fosas de Víznar. Pero Gibson no fue el primero.

Aunque el hispanista británico Gerald Brenan fue el primero en publicar sus investigaciones acerca de las circunstancias y el lugar en el que fue asesinado Federico García Lorca, hubo alguien que muy poco tiempo antes que él anduvo por los parajes de Víznar tras las huellas lorquianas, el francés Claude Couffon.

Brenan comenzó sus investigaciones, que le llevaron al barranco de Víznar en 1949, mientras que Couffon lo hizo en 1948. Pero el británico fue más rápido en publicar sus notas, en 1950, en el libro «La Faz de España». La investigación de Couffon vio la luz en 1951, un 18 de agosto, cuando se cumplían 15 años del asesinato del poeta, en un artículo en «Le Figaro littéraire» titulado «Cómo fue la muerte de Federico García Lorca». Couffon, en el prólogo de «Tras las huellas de García Lorca», volumen en el que años más tarde incluyó el artículo de «Le Figaro» ampliado junto a otros textos sobre el poeta granadino relacionados con su obra teatral, explica las circunstancias de su viaje a «una España cerrada, todavía sacudida por los contra-golpes de la Guerra Civil». «Aquellos que lo amaban y sabían la verdad sobre su vida y su muerte se "libraban" poco a las confidencias, temiendo ver abatirse sobre ellos los rayos de los nuevos amos si sus revelaciones se publicaban fuera de España y aquellos que lo detestaban se encerraban en un silencio embarazoso o se atrincheraban tras una negativa hostil», señalaba Couffon en el prólogo. Pero poco a poco logró reunir un buen puñado de testimonios.

Uno de los investigadores más decisivos en cuanto a sus hallazgos fue Agustín Penón, un joven nacionalizado norteamericano pero hijo de españoles en el exilio, que llegó a Granada en 1955. Los datos que recabó, entre ellos el lugar en el que supuestamente fue enterrado el poeta, permitieron, años después, que otros investigadores como Gibson tuvieran un camino ya hecho para seguir indagando.

Los deseos de la familia de Federico García Lorca se han cumplido en parte. Aunque su postura siempre fue contraria a la exhumación de los restos del poeta, al menos han tenido la satisfacción de que se atienda la alegación que formularon para que el lugar se convirtiese en un cementerio que recuerde a todas las víctimas de la Guerra Civil.

Laura García Lorca, sobrina del poeta, asegura estar satisfecha de que se haya recogido el deseo expresado por su familia. «Creemos que es una buena noticia que se haya declarado un lugar tan sagrado para el enterramiento, una solicitud que formulamos en nuestras alegaciones porque entendíamos que debía dignificarse en memoria de las víctimas». Con ello se abre la puerta a que los restos del poeta, en caso de encontrarse e identificarse, puedan permanecer en dicho lugar, aunque sus descendientes sólo prestarán su ADN en última instancia al objeto de evitar que puedan ser trasladados a una fosa del cementerio de Alfacar, tal y como establece el protocolo de exhumaciones elaborado por la junta de Andalucía.

La decisión sobre dónde descansarán los restos del poeta, en caso de hallarse, no está tomada pero la decisión sobre la consideración que tendrán los terrenos donde se localizan las fosas es un «primer paso a tener en cuenta», según Laura García Lorca.

La consejera de Justicia de la Junta de Andalucía, Begoña Álvarez, anticipa que se facilitará información a toda aquella familia que lo solicite, de manera que los sobrinos de García Lorca podrán tener los datos que conciernan a su tío y también podrán pedir su identificación a lo largo de todo el proceso. En este punto, la Consejera advierte de que el objetivo del convenio suscrito para desarrollar los trabajos «no es buscar los restos del poeta», sino sólo los de los familiares que lo han solicitado. Así, la identificación de García Lorca «sólo dependerá de la familia y no de la Junta de Andalucía, que sólo busca velar por el interés general». «Vamos a seguir la voluntad en cada caso de cada una de las familias», manifestó.