Pintor, inaugura exposición en Cataluña

Oviedo, Claudia GRECIET

«Mis cuadros son imágenes borrosas, paisajes de mi recuerdo, sedimentos de la memoria». Ésta es una de las frases destacadas de Hugo Fontela en el catálogo de la exposición «Caminos de tierra, caminos de mar», que inauguran hoy los Príncipes de Asturias en el Museo de Montserrat en Cataluña. La muestra recoge las obras más representativas de este pintor asturiano de 25 años y marca el final de una etapa. Las 40 obras expuestas hablan de temas universales como la inmensidad, la soledad o el vacío representados en desiertos de arena, mares oscuros o mapas infinitos cargados de humanidad. Esta forma de vivir tan intensa parece coincidir con la descripción que hace de sí mismo Fontela, que se ve como una persona entusiasta y que siempre mira hacia adelante.

-¿Cómo definiría su arte?

-Trato de vivir, emocionarme con el mundo y transmitir esas emociones con mi pintura. Cuando algo me entusiasma no vacilo. Y cuando algo me aborrece, lo mismo. Aunque mi pintura es seria, mesurada y ordenada, yo no lo soy tanto.

-¿Qué espera de «Caminos de tierra, caminos de mar»?

-La exposición recorre y revisa desde el año 2004 hasta ahora las series más inéditas que he hecho. Es un punto y aparte en el que se ve mi trabajo, se valora y se busca el camino a seguir. Además, ésta es una oportunidad para enfrentar mi obra con un público que no la conoce, el catalán.

-¿Y cuál es la evolución de ese recorrido estos últimos años?

-La forma de concebir la pintura va cambiando, al igual que la forma de hacer, pero sobre todo ha sido el hecho de vivir en Nueva York, de viajar y de ir fascinándome por cosas nuevas lo que ha hecho que mi pintura haya ido cambiando de temas. Primero me centré en los paisajes industriales de Asturias y después de Nueva York. Luego hice más zoom sobre la ciudad y los muelles que rodean Manhattan, y de ahí me fui al golfo de México en Florida, de donde surgió la idea de las palmeras muertas varadas en la orilla y esos motivos vegetales.

-Una vuelta a la tierra.

-La fascinación industrial se fue diluyendo en NuevaYork y me he ido humanizando y haciendo más naturalista con los años.

-¿Y qué ha aprendido en estos casi siete años en Nueva York?

-Me ha valido como estímulo. Las oportunidades de conocer gente y de encontrar formación no son las mismas. La experiencia de vivir en una gran ciudad es algo por lo que todo el mundo debería pasar, algo que hay que eliminar de la lista de «cosas que uno quiere hacer en la vida».

-¿Es usted un artista solitario en una gran ciudad?

-Estar tanto tiempo en el estudio hace que uno sea independiente y que quiera tener su espacio y su tiempo para pensar. Soy una persona sociable, pero no necesito estar acompañado todo el rato. Cuando salgo del estudio mi vida se ve enriquecida por muchas cosas, pero cuando llego al punto más bonito y más feliz es cuando estoy pintando.

-¿El peor defecto del artista?

-Uno de los peores defectos que he encontrado en muchos artistas es que sólo saben hablar de arte. El mío quizá sea el inconformismo. Hago muchas pruebas con cada serie y hasta que no consigo expresar la idea que tengo en mi mente no paro. Me altero si las cosas no salen como yo quiero.

-¿Y la ambición? ¿Haber conseguido reconocimiento social tan pronto motiva o cohíbe?

-Yo no he triunfado. Mi triunfo es poder hacer lo que me gusta y ser yo mismo. El éxito no lo puedo guardar ni vender. Eso es una percepción que tienen los demás de uno o de su trabajo. Mi foco va hacia la pintura y paralelamente hacia mi familia, mi novia, mis amigos. El reconocimiento social te puede ayudar en algún momento, pero es algo en lo que no pienso.

-Pero sí es necesario avanzar en la carrera artística.

-Para progresar tienes que marcarte metas. Siempre hay que intentar ir a más, siempre que esos deseos sean reales. Yo soy una persona que siempre mira hacia adelante. Siempre estoy buscando.

-¿Buscando dónde?

-Cuando uno se dedica a esto piensa continuamente en la pintura de forma natural y se fija en todo lo que le rodea.

-Maestros. ¿En quién se inspira? ¿Barceló?

-Tengo un mundo propio y una forma de hacer propia, pero sigo navegando, buscando y bebiendo de obras artísticas y redescubriéndolas. Aunque no existe ninguna relación clara, quizá lo que más se parezca sea Barceló. Visualmente nuestros mundos conectan.

-¿Inspiración japonesa?

-Puede haber un toque japonés en mis obras por la síntesis, el monocromo de color, las líneas muy limpias.

-¿Piensa regresar algún día a casa?

-Vengo muy a menudo y viajo mucho. En septiembre vendré a Avilés con la exposición «Niemeyer by Fontela». La verdad es que nunca me he ido de aquí. Y en el momento en que vea que no me apetece seguir en Nueva York o que allí no encuentro vías me voy.

-¿Cuál es su horizonte?

-Mi horizonte es poder seguir pintando como hasta ahora, sin condicionantes, ser yo mismo, pintar con libertad las 24 horas. No me pongo límites, sólo compito conmigo mismo.