Escritor

Oviedo, M. S. MARQUÉS

Novelista y ensayista con más de una treintena de libros publicados y varios premios literarios en su haber, el madrileño Lorenzo Silva tiene reciente la publicación de su última novela «Niños feroces» y acaba de visitar Asturias para ofrecer una charla en Gijón organizada por «Compromiso XXI». Silva habla a continuación del momento difícil que viven los autores con el problema de las descargas ilegales y reclama una solución para defender los intereses de los creadores.

-¿Es positivo que existan asociaciones como «Compromiso XXI»?

-Pueden aportar un caudal de ideas para el momento que estamos atravesando, un momento que yo creo de reinvención del país. No sé si la gente realmente ha tomado conciencia de la tarea que tenemos por delante, la de pensar qué es lo que no hemos hecho bien. Su idea está bien, es la de traer la visión que ellos tienen de otros países para repensar o reinventar la propia comunidad de origen. Esa marcha es un fenómeno que va a más, porque esta sociedad no está dando oportunidades para desarrollar el talento de los jóvenes ni para poner a su servicio lo que han aprendido.

-Los últimos datos refrendaban esa realidad.

-Nuestro saldo migratorio ha pasado a ser negativo porque buena parte de los emigrantes que venían no vienen o vienen muy pocos y buena parte de los que estaban se están marchando y también se van españoles. La emigración española es cualificada y joven. Es parte de la población que podría aportar algo a la regeneración del país. Ese saldo migratorio es negativo, es empobrecedor para el propio país porque si vienen extranjeros también te ayudan a repensar tu propia comunidad.

-La crisis es la única responsable de lo que está ocurriendo?

-La crisis económica viene de no haber fomentado el dinamismo de la sociedad; aquí lo que se ha fomentado es la especulación. El déficit que tenemos es el de no haber estimulado ese dinamismo, la creatividad, el esfuerzo, el talento? todo eso lo hemos abandonado a favor de la especulación.

-Cómo afecta la actual coyuntura económica al mercado y a los contenidos literarios?

-Sería distinto hablar del mercado editorial y de la literatura como actividad creativa. Al mercado le está sentado mal. Luego hay un fenómeno no muy bien cuantificado, porque es imposible de cuantificar, pero que empieza a tener alguna repercusión y es que la gente empieza a tener menos dinero. Eso unido a una generalización del acceso a los productos culturales en condiciones irregulares creo que está influyendo en que la industria cultural, y la editorial en particular, están en una encrucijada complicada. Se vende menos de todo y también libros. Una parte de esos libros que no se venden es porque hay menos dinero, pero también porque en España hay un autoservicio ilimitado de todos los productos culturales, que ha llegado también a los libros porque son muy digitalizables y copiables.

-Lo que beneficia a unos, perjudica a otros.

-Los consumidores acceden a esos productos contra la voluntad expresa de sus productores. Eso tiene causas complejas, somos una singularidad porque este nivel de descargas no existe en ningún país de nuestro entorno y eso nos debería hacer reflexionar porque está dificultando la creación de un mercado digital cultural que funcione. Estamos perdiendo un sector productivo y no creo que la solución sea únicamente persecución, porque la solución está en establecer reglas de juego que se cumplan y también que la industria se adapte para un mercado digital que es distinto.

-¿La «ley Sinde» iba por buen camino?

-No. Para mí era un parche que atendía a algún aspecto concreto y lo hacía con un régimen represivo, lo que siempre tiene una percepción antipática. Creo que lo que hace falta es una regulación integral de la propiedad intelectual en el entorno digital identificando conductas que son totalmente lesivas. Para mí no tiene sentido perseguir a un señor que se baja un libro mío, y menos si es para leerlo, a mí lo que me preocupa es que un señor en una página web, que vive de publicidad o de un tráfico de descargas, pirateé mis treinta libros y tres mil más; a ese señor creo que habría que mandarle un mensaje de que lo que está haciendo es devastar la riqueza de otros y eso no debe ser impune.

-¿Qué propone?

-Hace falta limitar esas conductas lesivas y crear unas reglas del juego que permitan algo que para mí tampoco tiene sentido en el otro lado. Para mí no tiene sentido que un libro electrónico valga 15 euros, como valen muchos, yo los vendo a tres, cuatro, y si por mí fuera todavía los vendería, seguramente, más baratos. Todo lo que he podido digitalizar lo he digitalizado y lo he sacado tan barato como he podido hacerlo.

-¿Comercialmente interesa?

-Los libros están ahí y no tiene sentido, porque la gente no identifica que sea una transacción económicamente consistente, pagar 15 euros por un archivo electrónico. Quise lanzar el mensaje de que desde el lado de la creación estamos dispuestos a apostar por un mercado digital que funcione. Lo que pido es que si un señor lo copia sin mi permiso yo tenga la posibilidad de decirle que lo que está haciendo no lo debe hacer y que el Gobierno me proteja.

-Lucía Etxebarría anunció que dejaría de escribir harta de sufrir descargas de sus libros.

-A mí no me parece la salida, pero creo que tengo un cierto derecho moral a ser retribuido por mi trabajo. No voy a dejar de escribir porque vea que esa retribución está yendo a otros canales y que otros se enriquecen, pero entiendo la legitimidad que tiene ella para hacerlo si considera que su trabajo no está siendo recompensado. Creo que hay que crear un mercado con estímulos y con un contrapeso a quien defraude esos estímulos, quedarse solo en las sanciones me parecería un error.

- Con «Niños feroces», su última novela, se embarca en una aventura europea.

-Es una especie de viaje a la memoria histórica de España. Frente a lo que se dice de que hay muchas novelas sobre la Guerra Civil creo que hay muy pocas que aborden nuestro pasado reciente en toda su complejidad. Hay bastantes obras de propaganda, pero poca literatura. Hay muchos puntos de vista sin indagar y lo que he intentado es buscar uno de esos puntos de vista, el que me ha llevado a indagar en los españoles que apoyaron a Hitler. Ahora, estoy empezando con una nueva historia policiaca de mis guardias civiles, pero tardaré porque las novelas aunque se puedan copiar en un segundo se tarda un año en escribirlas y un par más en prepararlas.