Seis de cada diez españoles comen fuera de casa durante la jornada laboral al no tener tiempo suficiente para regresar al hogar y el coste medio por persona es de unos 217 euros al mes, un 15 por ciento menos que en 2010.

Así se desprende de un estudio realizado por la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes FUCI en catorce ciudades españolas para conocer los hábitos alimenticios de los consumidores en relación con su jornada de trabajo, dado a conocer hoy en un comunicado.

Para Gustavo Samayoa, presidente de la organización, el descenso en el precio se debe a que los restaurantes están realizando ofertas muy buenas para captar clientes, a la vez que ofrecen comer un solo plato en lugar de primero y segundo, lo que abarata el coste.

Según la investigación, el 58 por ciento de los ciudadanos optan por comer de menú, mientras que solo un 4 por ciento lo hace a la carta. Además, un 37 por ciento se llevan la comida de casa, un porcentaje creciente desde 2010, fecha del último estudio de FUCI.

El número de personas que comen fuera de casa es más elevado en las grandes ciudades que en las pequeñas y el precio también varía dependiendo de donde se resida.

Así, comer de menú del día en Madrid supone unos 280 euros al mes, mientras que en Cáceres o Toledo esa cantidad se reduce a 180 euros.

Por edades, los españoles entre 18 y 35 años optan mayoritariamente por la tartera; entre 30 y 35 años eligen sobre todo el menú del día y a partir de los 50 años hay un equilibrio entre ambas opciones.

Elección de los platos

La elección de los platos depende de cada ciudad y, según el estudio, está íntimamente ligada al clima.

Así, en ciudades del norte optan por las comidas de cuchara, mientras que en levante eligen más las verduras.

En general, los españoles siguen siendo más carnívoros (17 por ciento), aunque crece el porcentaje de personas que comen pescado (12 por ciento).

La mayoría de los consumidores eligen restaurantes cercanos a su lugar de trabajo que disponga de menús económicos de comida casera, mientras que va descendiendo los que optan por la llamada 'fast food'.

Respecto a la bebida elegida para acompañar las comidas, cuatro de cada diez encuestados prefieren el agua. De las bebidas alcohólicas, la cerveza sigue ganando al vino.

Aunque más de la mitad de los ciudadanos reconoce que alguna vez en su vida se ha sentido engañado a la hora de comer, solo un 6 por ciento asegura que ha puesto una reclamación.

Entre las quejas más comunes se encuentran las facturas inadecuadas (51 por ciento), mal servicio (23 por ciento), falta de higiene (11 por ciento), exposición no adecuada de alimentos (6 %), inexistencia de lista de precios (5 %) o negación de las hojas de reclamaciones (3 %).