Los ejemplos de nuestro entorno no aclaran mucho. Cantabria tiene catorce cuevas abiertas al público (cuenta con 62 con arte rupestre), y el País Vasco las tiene todas cerradas. "Hay que buscar un planteamiento intermedio entre el cierre total de Euskadi y el todo abierto, que sería una idea irresponsable", señala Adolfo Rodríguez Asensio.
Patrimonio celebra que "no hay en estos momentos una cueva asturiana con una enfermedad preocupante". Las cuevas están saneadas, pero falta aún un esetudio detallado y muy amplio en el tiempo de las condiciones de temperatura y humedad en muchas cavernas. Se realizaron series muy completas en Candamo, El Pindal, El Buxu o Tito Bustillo, "pero hay que eestudiar más, controlar los entornos y terminar campañas de excavaciones", apunta Asensio.
Se habla siempre de 14 grados de temperatura en el interior de las cuevas. Invierno y verano. Pero cada cueva es un mundo, ecosistemas frágiles que sin embargo se resisten a morir. En Candamo se metieron camiones de escoria para allanar suelos y se celebraron bodas. Candamo resistió. "Porque cerramos casi 15 años", matiza Rodríguez Asensio.
