Sólo el diez por ciento de los casi 500 médicos de la sanidad pública asturiana jubilados en los últimos cinco años han sido sustituidos, sostiene el Sindicato Médico de Asturias (SIMPA). Según los dirigentes de la organización sindical, este recorte de la plantilla en aproximadamente 450 facultativos explica las demoras en los centros de salud y también la saturación tanto de los servicios de urgencias de algunos hospitales de la región como de las plantas de los propios centros sanitarios.
Para 2015, la Administración sanitaria prevé 103 jubilaciones de médicos más, lo que haría un total de casi 600 en seis años. A principios de 2010, la plantilla del Servicio de Salud del Principado contaba con 2.143 médicos de hospital, 1.088 de centros de salud y 138 pediatras de atención primaria. O sea, que, de ser cierto el dato de reposición de jubilados que apunta el SIMPA, los 3.369 facultativos de principios de 2010 se habrían visto mermados a finales de este año en unos 520, lo que vendría a implicar una reducción de la plantilla próxima al 15 por ciento.
Los datos de jubilaciones que figuran en el cuadro que ilustra estas líneas han sido extraídos del Plan de Ordenación de Recursos Humanos del Sespa, elaborado y publicado en 2009 por el Gobierno de Vicente Álvarez Areces. Uno de los aspectos más polémicos del documento era que fijaba en 65 años la jubilación obligatoria del personal estatutario, cuando lo habitual hasta aquel momento era que los médicos llevasen su trayectoria laboral hasta los 70 años. Ese cambio explica que el primer año de vigencia del plan, 2010, se registrara un elevado número de jubilaciones, pues se dio salida a todos los profesionales que ya habían rebasado los 65 años. Ayer, la Consejería de Sanidad declinó dar dato alguno sobre la reposición de jubilados.
Sostiene el SIMPA, y también numerosos profesionales del sector, que este recorte de la plantilla médica se sitúa en la base del desbordamiento que estas semanas sufre la red sanitaria pública. La reducción de las plantillas de médicos de primaria -generada por las jubilaciones y la no cobertura de bajas y días libres- disminuye la capacidad de resolución de los centros de salud, y el paciente opta por acudir al servicio de urgencias del hospital que le corresponde. Este periódico publicó días atrás que las esperas para obtener una cita en un centro de salud podían llegar a una semana.
Entre tanto, la merma de las plantillas de los hospitales demora tanto las consultas como las operaciones, de modo que los enfermos que sufren molestias también recurren como alternativa a las urgencias hospitalarias, que llevan algún tiempo registrando una afluencia de pacientes muy superior a la habitual.
El Sindicato Médico extrae otra derivada del recorte de la plantilla médica: el ahorro que acarrea para el Sespa. Sólo en concepto de carrera profesional, cerca de seis millones de euros anuales (unos 10.500 euros por médico). Sobre la base de este argumento, el SIMPA redobla sus críticas a la negativa de la Consejería de Sanidad de reabrir la carrera profesional de los médicos en activo, que llevan desde 2010 sin poder pasar de un tramo a otro (salto que conlleva un aumento del plus retributivo correspondiente).
