Estos días son buenos para aprender, en Asturias y desde Asturias. Y también para felicitar, como presidente del Principado, tanto a las personas y entidades galardonadas con los premios "Princesa de Asturias" por su ejemplo como a la Fundación en su conjunto por su buen hacer.

Por lo evidente del mérito de las galardonadas en la categoría de Investigación Científica y Técnica, las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, causa hasta cierto pudor la glosa. Tras años de dedicación, la aplicación práctica de sus avances es la representación más evidente del trabajo por el bien común. Su descubrimiento abre la posibilidad de desarrollar tratamientos dirigidos a enfermedades genéticas que actualmente carecen de terapias eficaces.

También me parece de justicia que reconozcamos a Esther Duflo, premio "Princesa de Asturias" de Ciencia Sociales, por su contribución al estudio de las causas de la pobreza y por sus planteamientos para erradicarla desde el ámbito de la microeconomía.

La comunicación, la independencia intelectual y creativa, la búsqueda de la verdad, el interés por escuchar y contar las historias perdidas de los otros, jalonan la trayectoria vital y profesional de Francis Ford Coppola, premio de las Artes, y de Leonardo Padura, premio de las Letras. Visionarios e innovadores, impecables en sus modos de narrar, comparten la dimensión abierta de su obra.

A los principios del premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional se ajusta fielmente Wikipedia, enciclopedia digital de acceso libre que ha logrado poner al alcance de todo el mundo el conocimiento universal en una línea similar a la que logró el espíritu enciclopedista del siglo XVIII. Un ejemplo de cooperación internacional, democrático, abierto y participativo, en el que colaboran desinteresadamente miles de personas de todas las nacionalidades.

Por su pensamiento crítico y abierto a la búsqueda de la verdad, por su manera de abordar la educación, por hacernos entender que las cosas no se pueden ver sólo desde una perspectiva, por incidir en la importancia de transmitir un mensaje positivo del ser humano, por todos estos méritos, a los que es posible sumar muchos otros si el espacio no limitara, es justo premiar el trabajo de un maestro de 88 años que ha dedicado su vida a pensar: Emilio Lledó Íñigo, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades.

Los hermanos Paul y Marc Gasol, premio "Princesa de Asturias" de los Deportes, son un ejemplo de los valores deportivos. Podría enumerar las virtudes y logros individuales de cada uno de ellos, pero prefiero resumirlo en su pasión compartida por fomentar la buena práctica deportiva, incluidos los valores consustanciales que conlleva, como genuinos representantes del deporte español.

Una trayectoria digna de elogio completa la lista de galardonados. 422 años, más de cuatro siglos respondiendo a las necesidades de las personas bajo el concepto de hospitalidad y humanización de la asistencia, defendiendo la dignidad de toda persona, sus derechos y deberes, han hecho merecedora a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios del premio "Princesa de Asturias" de la Concordia.

Colombres ha pasado a enriquecer la lista de galardonados con el premio al Pueblo ejemplar. Con apenas 900 habitantes, su población ha sido capaz de tejer una red de 36 asociaciones que destacan por su pluralidad y por su lógica pertinacia y tesón en que se reconociera a la localidad y a su sociedad civil como un ejemplo de dinamización sociocultural así como por "conservar y enriquecer el legado de los emigrantes asturianos, manteniendo su patrimonio y reivindicando ese pasado que convierte la emigración en un elemento dinamizador de la cultura, la economía y la sociedad".

Enhorabuena a la sociedad civil de Colombres y a todos los galardonados esta edición con los premios "Princesa de Asturias". Sin duda, pueden proclamar su sano orgullo por lo conseguido y por lo que habrán de conseguir en el futuro.