Nunca antes un responsable de tanto rango en la sanidad pública asturiana había sido destituido antes de la conclusión de la legislatura. El precedente más cercano está ya muy alejado en el tiempo, pero muy cercano a la destitución de Celia Gómez. Se trata del actual consejero de Sanidad, Faustino Blanco, quien en 1994 dejó la gerencia del Servicio de Salud (Sespa) pocos meses después de convertirse en el primer gerente de un organismo que, por entonces, gestionaba un reducido paquete de competencias. Pero aquella decisión de Blanco fue enteramente voluntaria. Su visión de la sanidad asturiana no coincidía con la del, por entonces, consejero de Sanidad, José García.

Fuentes sanitarias consultadas ayer por este periódico señalaron que en los 19 meses que ha estado al frente del Sespa Celia Gómez no ha disfrutado de toda la libertad que habría deseado para relevar a determinados responsables de áreas sanitarias. ¿Quién la sustituirá a ella? Hasta el momento -ciertamente es muy prematuro-, no han trascendido candidatos. La opinión que predomina en los ambientes sanitarios es que, dados el momento y las circunstancias, el Consejero "tendrá que tirar de algún incondicional".