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Un camino entre pucheros

Febrero tienta con pote de nabos

El bar restaurante La Moncloa, en La Foz de Morcín, es especialista en el plato asturiano, cuyo ingrediente principal se cultiva en el concejo

Febrero tienta con pote de nabos

Enero y febrero son los meses en que se puede comer, en el concejo de Morcín, uno de sus platos más señeros: el pote de nabos. No en vano en el mes de enero, y al tiempo que se festeja a su patrón, San Antón, tiene lugar en La Foz una de sus citas gastronómicas más importantes con este plato, además de con las casadiellas y el queso afuega'l pitu; este último es una joya gastronómica que también celebra en el mismo lugar y una semana después su propio certamen.

De todo ello sabe mucho Javier Alonso Gutiérrez, quien está al frente desde hace tiempo de uno de los locales señeros del concejo, el bar restaurante La Moncloa, en La Foz, anteriormente regentado por sus padres. Él, que se formó en hostelería en Oviedo y que durante años trabajó en diversos restaurantes en Madrid, reconoce que su madre ha sido y sigue siendo su mejor profesora. "Fue una experiencia muy buena, pero tenía ganas de regresar. La tranquilidad de vivir y trabajar aquí no hay dinero que la pague", a este joven cocinero quien al tiempo recuerda que "el pote de nabos es propio de Morcín, aunque también se hace en Sotrondio, por ejemplo".

Todavía en febrero hay nabos de este concejo, los mejores a decir de los entendidos a la hora de elaborar este pote, que los califican de exquisitos, por eso en La Moncloa, y mientras haya el producto de la tierra, los siguen sirviendo a sus incondicionales, acompañados de un compango que le va a la par en calidad y en presencia. "La careta de cerdo le da mucho sabor. Llegado marzo este pote ya sólo lo elaboramos por encargo", matiza Javier.

En este bar entrañable y lleno de historia, en cuya zona de chigre lucen en sus paredes numerosas fotografías de una agradecida clientela, se oferta de lunes a viernes un menú a nueve euros en el que se elige entre tres primeros, tres segundos y postre. Como en numerosos locales de Asturias, siempre hay un plato de cuchara y luego diferentes preparaciones con carne, huevos o pescado, dependiendo del día. Eso sí, llegado el fin de semana, se oferta un menú más elaborado y especial a 18 euros, en el que, dependiendo del día, los comensales pueden comer, por ejemplo, fabada, cachopo tradicional, cabrito con patatinos, sopa de marisco, merluza a la cazuela, carne guisada de potro, pitu caleya, cordero a la estaca (en este caso por encargo), chuletón de buey, picadillo, el plato de la abuela (con huevos fritos, patatas y chorizo) o un buen pulpo a la gallega, un plato que, como en el caso del pote de nabos, también tiene aquí sobrada fama. En cuanto a postres, imprescindibles son las casadiellas caseras, aunque tampoco se quedan atrás los frixuelos, los borrachinos, alguna de sus tartas, como la de avellana, ni el arroz con leche.

El local, con capacidad para unas 40 personas, tiene además una agradable terracina donde tomar unas sidras o el vermú antes de comer, mientras frente por frente se puede admirar el imponente Monsacro. También se puede aprovechar para dar una vueltina por este pueblo afable y tranquilo.

En La Moncloa no cierran nunca, aunque llegado el fin de semana es conveniente llamar y reservar en el 985795330. No tiene aparcamiento propio, pero se puede aparcar por el pueblo.

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