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JAVIER BAULUZ | Fotoperiodista

"Aún me creo que sigo teniendo 19 años por mi actitud de conocer y de vivir adrede"

"En la crisis de los refugiados sirios nos jugamos ser la Europa de los derechos humanos o la del nuevo fascismo"

Javier Bauluz, en los jardines de Llamaquique, en Oviedo. LAURA CARADUJE

-Estoy bien: hago el trabajo que me gusta y me siento útil. En lo personal estoy bien después de momentos en los que no lo estuve tanto en los últimos años. Vivo en Asturias: todavía no he encontrado un sitio mejor.

Javier Bauluz (Oviedo, 1960), primer español con un premio "Pulitzer", está capturando la llegada de los refugiados sirios que huyen de la guerra y recorren Europa en un proyecto que cuelga 60 fotos en el Centro Niemeyer de Avilés y alcanza las 250, documentadas con mapas y textos, en la cadena de televisión estadounidense Univisión. Recorrió con refugiados Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria, Alemania, Holanda y Francia hasta Pas de Calais. A finales de julio embarca con la ONG de socorristas profesionales Proactiva Open Arms para seguir su reportaje.

-Tiene 55 años, ¿va a los conflictos como antes?

-Sí. Tengo la misma vocación y mantengo las fuerzas. A veces me creo que sigo teniendo 19 años, por mi actitud de conocer y de vivir adrede.

-Lleva muchos conflictos. Haga su ranking de la infamia.

-Bosnia y Ruanda. El actual éxodo de refugiados es lo más importante que ha sucedido socialmente en Europa. He visto la xenofobia en lucha con la empatía, cómo gorilas se sienten moral y racialmente superiores a un cardiólogo sirio y su familia... y no digo que un cardiólogo sea más que otra persona. Nos jugamos ser la Europa de los derechos humanos o la del nuevo fascismo.

-¿Qué le dio más asco?

-Seis y media de la mañana, un grupo de personas baja del bote en la isla de griega de Cos. Caminan por la ciudad y en una zona de restaurantes y comercios, cerrados, se detienen para hacer una llamada de teléfono. Aparece un individuo que les grita y amenaza por estar parados. Le pregunté quién era para ponerse así. Era el guardia de seguridad de un comercio, pero en ese momento se creía el dueño de la calle, de los derechos de los demás y de la Unión Europea entera.

-Aunque siga en los 19 años, usted tiene un hijo, no sé cómo ve las caras de esas familias.

-Ser padre me hace empatizar. Este trabajo se llama "Buscando refugio para mis hijos" y está enfocado en madres, padres e hijos en esta ruta. El momento más emocionante fue al llegar a Alemania, después de recorrer cinco países, al ver en un parque de Fráncfort a dos niños sirios bajando por un tobogán y riéndose, en un lugar donde no los matan, no los bombardean y pueden jugar. Me emociona ahora.

Bauluz se fogueó en las luchas sindicales contra la reconversión de los astilleros de Gijón y de la minería asturiana y después se fue a Nicaragua y luego a Palestina, Salvador, Guatemala... Ya no sabe a cuántos países.

-Usted transmite la idea de que es sensible a lo que ve. Otros compañeros suyos, no.

-En todos los oficios hay de todo. Me viene a la cabeza la frase de Robert Capa: "Si tu foto no es suficientemente buena es que nos has estado suficientemente cerca". Para mí, esa cercanía también es psicológica. Entiendes las cosas mejor cuanto más cerca estás y si las entiendes mejor, las explicas mejor.

-¿Ha encallecido?

-No. Tengo más experiencia. Un médico no deja de sentir por los demás por llevar 30 años operando. Hablando de médicos, hace poco me entró por Facebook uno palestino que había estado de voluntario en Lesbos. Le había hecho una foto en la playa ante el cadáver de una niña ahogada a la que intentó reanimar durante 30 minutos. Me preguntó si tenía más fotos de ese día porque la niña seguía en sus pesadillas.

-¿Tenía?

-Poco, pero hicimos un intercambio de niñas. En 1992 vi morir del disparo de un francotirador a una niña que cruzaba el cementerio de Sarajevo. Después de regresar de Ruanda, en 1994, fue parte de mis pesadillas durante cuatro meses. Ahora eso se conoce como estrés postraumático.

-¡Hay que tener ganas de querer volver!

-Hay que tener claro por qué se vuelve. La forma de superarlo es tener la conciencia tranquila. Vuelvo porque creo que es necesario que haya periodistas que cuenten lo que sucede en los lugares menos accesibles.

-Va a cambio de menos dinero que nunca.

-La inversión de los medios en fotoperiodismo es nula y lo que se paga no da para comer sobre el terreno. La mayoría de los fotoperiodistas españoles trabajan con medios extranjeros. Llevo palmando económicamente toda la vida, pero acudo a formas sui géneris de rentabilizarlo que ahora también están complicadas.

Dentro de la "Semana negra" de Gijón, Bauluz empieza el vigésimo encuentro internacional de foto y periodismo que organiza "con menos presupuesto que hace 20 años". Incluye la exposición "Somos refugiados" con imágenes de cuatro fotógrafos de ayer y de hoy y fotografías de la Guerra Civil española, cuando los españoles eran refugiados, "hace sólo 80 años".

-¿Qué le pasa con Jorge Fernández Díaz?

-Estoy enfadado con él. España se comprometió a acoger a 16.000 refugiados y hasta días antes de las elecciones eran 18. Hay miles de personas, familias y comunidades que quieren hacer lo mismo que Canadá: acoger a personas que huyen de la guerra, que es una obligación legal y moral. También es responsable de la ley mordaza, que lleva 40.000 multas, la mayoría por faltar al respeto a los agentes, por desobediencia y por resistencia a la autoridad. Ahora, por una manifestación como las del 15-M te pueden caer 600.000 euros.

-¿Qué le preocupa a los 55?

-Sigo con los mismos vicios: pasear por el monte, estar con los amigos, con la pareja, disfrutar de la vida e intentar que este mundo no sea tan como va.

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