La arquitectura de mediados del siglo XX, la que encarnó las ideas del cambio social que surgió a la par que la clase media ganaba poder, recobra protagonismo. No hay más que ver muchos barrios de lujo llenos de casas de siluetas alargadas, enormes ventanales y espacios abiertos, los rasgos que marcaron el carácter de aquellas moradas construidas a partir de 1945 y finales de los setenta, caracterizadas por su integración con el entorno.
Fueron diseñadas por la generación de arquitectos que llegaron a Estados Unidos huyendo de una Europa convulsa, con nombres como Walter Gropius, Marcel Breuer y Ludwig Mies van der Rohe, padres de ese movimiento arquitectónico moderno, que resurge con fuerza.
Si queda un lugar donde esta arquitectura se conserva y evoluciona con los tiempos ése es New Canaan, en Connecticut. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando los barrios suburbanos crecían, este pueblo a una hora al norte de Manhattan se convirtió en epicentro de la nueva modernidad y lugar de nacimiento de conceptos entonces revolucionarios como el salón familiar, ventanas de piso a techo y cuartos de estar de concepto abierto.
A diferencia de la arquitectura del centro de los Estados Unidos, las casas de New Canaan reflejan directamente los principios de la Bauhaus. Gropius y Breuer hicieron hincapié en el volumen; grandes áreas de vidrio y elementos yuxtapuestos en grandes paredes en blanco; techos planos y ausencia de ornamentación.
La tierra era barata y suficientemente abundante para permitir nuevos experimentos en arquitectura. Algunas de estas casas tienen ahora un segundo piso y otras fueron ampliadas. Todas conservan su esencia. Las herederas de aquellas son hoy construcciones minimalistas como la casa de cristal del arquitecto Philip Johnson.
